ENSEÑANZA
Empecemos por decir que el nombre es engañoso: no es
precisamente el que más conviene y mejor se ajusta al conjunto de actividades que
comprenden la escuela primaria y la secundaria. No digo que la universitaria no pueda
llamarse de esa manera. En lo que llamamos "enseñanza primaria", cuyos
principales contenidos son la lectura, la escritura y el cálculo, no se enseña, sino que
se entrena. El contenido "enseñanza" no abarca ni el 1%. Ahí estuvo
precisamente el tremendo error de la Reforma del 70, la de la E.G.B.: se propuso "enseñar" a los alumnos de
primaria, porque había que ascender al maestro a la categoría de "profesor". Se cubrieron
de gloria, porque no sólo no consiguieron aumentar la enseñanza en la primaria (por más
que ficciones y parafernalias que lo parecieran, ya las hicieron, ya), sino que con la
herencia que le traspasaban a la enseñanza media (hoy secundaria y obligatoria)
desencadenaron el declive de los niveles de enseñanza subsiguientes, de manera que la
diferencia entre lo que se enseñaba realmente antes de la reforma del 70 y lo que se
enseña ahora, es abismal. El sistema está renunciando cada vez más a enseñar en el
tramo de la secundaria obligatoria, porque cada vez es más difícil.Y aún no está
implantada ni consolidada la reforma, con lo que no sabemos lo que queda por venir.
Estamos pagando carísimo graves errores de concepto que algún día habrá que someter a
revisión.
¿Entonces qué hacen los maestros (la reforma del 90 ha
restablecido el nombre) y los profesores y los catedráticos de oposición y los honoris
causa (más bien óneris causa) en la enseñanza secundaria obligatoria? Pues
no se sabe si de maestros, de profesores, de tutores, de monitores, de cuidadores, de
vigilantes, de guardas, de entrenadores, de entretenedores, de animadores socioculturales
o de qué. Lo que es evidente es que no se dedican sólo a enseñar como antes de la
reforma, sino que además, y en la medida en que esto es posible, enseñan. La promoción
automática, que en la primaria apenas se nota porque apenas hay enseñanza, en la
secundaria es corrosiva. La disciplina
es imposible en esas condiciones.
En fin de cuentas lo que caracteriza a la enseñanza frente a la educación, la formación o el aprendizaje es que en aquélla
el actor principal es el profesor,
de manera que la principal facultad que ha de ejercitar el alumno en clase es la
atención, y en casa el estudio, que no pueden funcionar en régimen de obligación. Con lo que
llegamos al corazón del problema. La sustancia y la razón de ser de la enseñanza
secundaria obligatoria es precisamente la obligatoriedad. Es un ejercicio de dominio del
Estado (como el del servicio militar, pongamos por caso), camuflado de servicio. Y es
precisamente la obligatoriedad la que vicia al Estado, que en vez de satisfacer un derecho
de los ciudadanos les impone una obligación, por intereses de orden público, totalmente
ajenos a ese derecho. Y viciada la raíz queda ya viciado todo el árbol: los planes de
estudios, los métodos, los inventos que más que mejorar la oferta de enseñanza buscan
tener entretenidos a los alumnos, el profesorado al servicio de esos objetivos velis
nolis