El adjetivo lúbricus, lúbrica, lúbricum significa resbaladizo, escurridizo.
Tácito el historiador le da ya el valor que actualmente tiene esta palabra: lúbrico,
lascivo. A partir del primero, se derivan otros significados como movedizo, escurridizo,
voluble; y de ahí falaz, engañoso, incierto, inseguro. Volvamos para atrás. Es cierto
que estamos ante un cultismo muy refinado. Existe en este tema un vocabulario vulgar, sin
complejos, que lo expresa a la perfección: cachondo y cachonda son las palabras que más
fielmente recogen en versión vulgar los términos lúbrico y lúbrica. Y para completar
la gama de significado, existe la expresión de cachondo o cachonda mental para cuando el
organismo no sigue al pensamiento.
Vayamos con el cultismo a los diccionarios. Las definiciones que éstos nos dan de lúbrico
giran en torno a estos sinónimos: lascivo, obsceno, incitante a la lujuria, lujurioso,
libidinoso, voluptuoso; propenso a incurrir en vicios, en especial el de la lujuria. Adjetivo
que se dice de las personas propensas a la lujuria, de sus gestos, de sus actitudes,
etc.; de todo aquello que refleja lujuria. Coinciden todos en que procede del latín lúbricus,
con el significado genérico de "resbaladizo", completado en el bajo
latín con el de propenso al vicio, lascivo (he dicho ya antes que con este valor
ya lo empleó Tácito). Me cuesta pensar que la aplicación del adjetivo lúbrico a
la lujuria, sea independiente del valor que le corresponde dentro del grupo léxico de la
lubricación (o lubrificación) y los lubricantes. Tratándose de una colección de
cultismos, hay que suponer que la relación entre lo lúbrico y la lubricación ha tenido
que existir siempre. Consigno como curiosidad que el concepto moderno de lubricante y
lubricación o lubrificación referido a máquinas, es de muy reciente aparición en las
enciclopedias, en las que se define como la acción de poner una cosa suave y
resbaladiza, en especial las máquinas, impregnándola de sustancias grasas que suaviza el
roce de las piezas y evita su recalentamiento . Les dedican un espacio considerable a
las técnicas de lubricación y refrigeración (ésta es otra de las funciones de los
lubricantes), de suma importancia en la industria moderna. Las enciclopedias más
antiguas, por contra, desconocen el valor industrial de este término y recogen en cambio
el orgánico, muy probablemente anterior a aquél: término usado especialmente en
medicina -vienen a decir-referido a los jugos o substancias mucosas que
recubren los intestinos y algunas paredes internas del cuerpo para defenderlas del
contacto de materias irritantes, etc.
No sería extraño pues, visto lo visto, que desde muy antiguo la palabra lúbrico
referida a la lujuria tuviese la connotación que le corresponde por pertenecer al grupo
léxico de la lubricación y los lubricantes; y que al calificar de lúbrico lo lujurioso,
se estuviese pensando precisamente en la compleja segregación de jugos lubricantes que
preceden y acompañan a la actividad sexual y que le aportan al sexo un nivel de calidad y
de trato suave de los órganos implicados, como el que aportan los lubricantes al motor y
al cambio de marchas, por referirnos tan sólo al coche o a la moto. Vamos, lo que se dice
hacérsele a uno la boca agua. Y la garantía de óptimo uso y óptima conservación.