PLEBEYOS
Nada nuevo bajo el sol. La población de Roma estaba formada por patricios y plebeyos
(y entre medio unos híbridos llamados clientes). Los patricios eran los romanos de
verdad, los de apellido con solera, los de religión patria, los de armas tomar. En fin,
aquellos de quienes era el territorio romano. Parte por antigüedad, parte por conquista.
Los plebeyos, en cambio, eran gentes que al no pertenecer a las familias romanas (las gentes),
no tenían derechos políticos ni civiles. Eran libres, pero no tenían dónde ejercer
su libertad. Lo tenían copado todo los patricios. Los plebeyos eran los de fuera.
Plebs, plebis es la palabra latina en cuestión. Su campo léxico tiene poco
recorrido: plebe, plebeyo, plebiscito. Parece que algo tiene que ver con la raíz ple
(plenus, implere...) y por tanto con la idea de lleno, de montón. El caso es que los
romanos siempre los trataron como masas. Tenían clarísima la diferencia entre el populus
y la plebs. El pópulus (plural, pópulos; cae la débil
postónica y queda poplos; se sonoriza la p y pasamos a poblos; se
diptonga la tónica y queda pueblos; en el verbo poblar puede observarse la
diptongación de la tónica); el pópulus, digo, estaba formado por las gentes,
es decir por los apellidos de solera; eran los propietarios de la tierra y los que
formaban el ejército. Se correspondían con el demoV (démos) griego. La plebs, en cambio, estaba formada por masas
de hombres libres cuyos bienes se los había quedado el pópulus en sus conquistas,
con clientes que se habían quedado sin patrón, y con hijos de uniones ilegítimas que no
podían llevar el apellido de sus padres. Vivían en lo que se llamaron sub-urbios
para evitar que se mezclaran con el pópulus. Al no estar vigente entre nosotros la
palabra plebe, hemos expresado su significado con los despectivos de pueblo
("populacho") y de gente ("gentuza"). Pronto fueron los plebeyos la
mayoría de la población de las ciudades, sobre la que cargaban los mayores pesos
tributarios (lo que obligó finalmente a concederles tribunos de la plebe y a crear
la categoría de los patres minorum gentium para representarlos); sobre ellos cayó
también el llamado tributo de sangre, en virtud del cual estaban obligados a luchar en el
ejército romano pero sin poder formar parte del mismo. Era inevitable que en estas
condiciones la tensión entre el pueblo y le plebe fuese creciendo, de manera que poco a
poco aquel tuvo que concederle derechos a ésta. Primero los tribunos, luego los
plebiscitos, y el ius censendi, el ius militiae (fueron admitidos a las classes,
es decir a los cuerpos organizados del ejército, que equivalió a ser admitidos en el
populus según su rango militar), el ius tributi, el ius suffragii en
los comicios centuriados. Llegaron a un cierto nivel de ciudadanía: eran cives minuto
iure (ciudadanos con derecho disminuido). Así, lentamente, se fue creando una
aristocracia de la riqueza (plutocracia) gracias a la cual algunos plebeyos fueron
admitidos en la institución patricia por excelencia: el senado. Dejaron de ser los
apellidos la mayor barrera, para acabar siéndolo la pobreza. La depauperación de los
plebeyos pobres llegó hasta la addictio (el plebeyo endeudado era adjudicado -addictus-
por el juez como esclavo al acreedor). Eso y más.
Mariano Arnal
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