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Sierra de Lousa o donde la naturaleza todavía crece a un ritmo sostenible, rodeada de bosques, piscinas naturales, rutas de BTT, parapente y alojamientos rurales y palaciegos

La madre naturaleza ha encontrado en Lousa, a una hora de Oporto y 20 minutos de Coimbra, el lugar idóneo para seguir creciendo a un ritmo sostenible. Sus 17.000 habitantes, de los cuales 2.300 no son portugueses, viven concienciados para conservar este enorme paraíso forestal donde se respira sosiego, se hace deporte, se degustan los manjares típicos de la tierra, se desciende en BTT o se vuela en parapente desde las cumbres más altas. Para los menos aventureros nuestra recomendación pasa por disfrutar de las piscinas naturales de Ntra. Sra. De Piedade, Ntra. Sra. De Graça o Boguería, que permiten a sus usuarios practicar la natación o simplemente darse un chapuzón durante los largos veranos.

En el corazón de la ciudad, nos recibe el Palacio de la vizcondesa Espiñal, gran amiga de los pobres y que nos transporta al siglo XVIII. Mandado edificar por Bernardo Salazar, en los primeros tiempos era conocido como el Palacio de los Salazares. Sucesivamente ha tenido varios administradores hasta Joao Antunes do Santos, cuyos descendientes lo vendieron a un grupo de accionistas de la empresa Serra de Lousa, actual propietaria y responsable de convertirlo en un hotel con encanto.


Hospedarse en el Palacio de Lousa es como meterse en el tunel del tiempo para retroceder cuatro siglos, aunque con las comodidades y servicios de nuestros días. Amplios jardines cuidados, pergolas, piscina, terrazas o salones de ensueño se pueden disfrutar sin limitaciones tanto en la parte antigua como en la más nueva del Palacio.


 


Sin embargo, la oferta para los que buscan algo diferente y en plena naturaleza es el turismo rural sostenible. El Municipio está volcado en ello. La Cámara de Lousa ha apostado con la ayuda de la Unión Europea por la reconstrucción de sus aldeas. Xisto encabeza un proyecto singular con la rehabilitación de unas treinta casas rurales, donde ya es posible pernoctar y degustar el mejor cabrito de Portugal en el típico restaurante Ti Lena. Camino de Cerdeira nos encontramos en Candal con Ana que regenta un pequeño café, convertido al mismo tiempo en una curiosa tienda de souvenirs y con un cobertizo junto a una pequeña balsa donde es posible tomar un bañito.


 

El visitante queda completamente absorto cuando penetra en la aldea de Cerdeira. La casa de las artes que coordina Kristin, una alemana aficanda en la aldea hace más de cuatro lustros, abarca arte en estado puro y en múltiples versiones. Artistas de todo el mundo conviven durante nueve días en la Exposición “En todos los sentidos” que se celebra todos los años durante la segunda quincena de julio. 

Cerdeira presenta casas rurales de ensueño, equipadas con muchísimo gusto, aunque sus accesos se hacen casi imposibles para personas de movilidad reducida.


 

Para los más aventureros, Lousa propone a través de su escuela de BTT, con monitores experimentados, la iniación en este deporte de la bicicleta, donde la adrenalina fluye por los cinco sentidos. Siempre eso sí con las protecciones adecuadas (casco, peto, rodilleras y guantes) que hacen más seguros los descensos. De hecho, Lousa organiza el próximo mes de octubre uno de las pruebas más vertiginosos de BTT, con más de 500 participantes de toda Europa.

Volar en parapante es otra de las actividades estrella que nos ofrece la Sierra de Lousa, en este caso desde el Monte Ortiga (920 metros) y siempre con la garantía del “comandante” Ferreira, que decide si el dia es propicio para volar en solitario o en tándem o si aplazamos nuestro vuelo para mejor ocasión.

Otra de nuestras recomendaciones es el senderismo, recorriendo uno de los afluentes del río Mondego hasta coronar el Castillo de Burgo. Primero dejamos Lousa donde confluye su fábrica de papel y atravesaremos el pequeño riachuelo unas catorce veces. En menos de una hora enfilaremos el camino del Castillo, pendiente aún de su próxima restauración para hacer más segura la visita. En este punto, descubriremos las piscinas naturales de Nuestra Señora de Piedade.

Un paraje idílico para descansar, bañarse en aguas cristalinas y por supuesto recuperar fuerzas con “o almoço” en el paraiso gastronómico de Burgo, donde es obligado pedir la “rapsodia”, a base de carnes de cabra vieja, venado, pollo, conejo, jabalí. Todo exquisitamente condimentado y acompañado de extraodinarias guarniciones que nos recuerdan la cocina de cuchara de la abuela.

La ventaja de la Sierra de Lousa estriba en que en un radio de ocho kilómetros, podemos encontrar distintas playas fluviales como las de Sra. de Graça en Serpins o Bogueira, a sólo cuatro kilómetros del centro de la ciudad y a la que podemos acceder en bicicletas alquiladas en el mismo Hotel Palacio de Lousa, donde es imprescindible preguntar por “Lousanita”. No os decimos quién es porque siempre hay que guardar algún secreto, aunque sinceramente después de todo lo que hemos vivido estos dos reporteros que escriben y toman imágenes, lo mejor con diferencia en Lousa son los anfitriones que reciben al visitante.

Por Ferran Martínez   Fotos: Lola Rojas

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