REPORTAJES 
DE VIAJES

VIAJE A EGIPTO,  RUMBO A EL CAIRO VÍA ITALIA 

LA CIUDADELA O FORTALEZA                 

Nuestro ángel custodio Nagui nos lleva a la Ciudadela donde nos reunimos con el camarada Ibrahim. La Ciudadela es un complejo histórico, cuya construcción se remonta al año 1176. Situada sobre una pequeña meseta, (Djébel) domina estratégicamente todo El Cairo, razón por la cual Saladino rodeó, lo que anteriormente era un pabellón de recreo, de unas fortificaciones para proteger el país de los ataques de los Cruzados. La configuración de la Ciudadela siempre ha impactado a todos los gobernantes de Egipto y el turista no se resiste al encanto de su masa armoniosa, que destaca entre lo ya destacable. 

Dentro de este gran complejo, dos espigados minaretes, de 82 m de altura, dominan el conjunto.

 

Un gran patio rodeado de arcos precede la gran sala de oraciones cuya bóveda central de 52 m de altura se completa con cuatro semicúpulas y cuatro pequeñas cúpulas en sus cuatro esquinas. 

Esta fortaleza construida al estilo Oriental, que recuerda la imagen que tenemos de las iglesias cristianas de Oriente tras la caída de Roma a manos de Alarico en el año 410, tuvo diversos cometidos y remodelaciones a lo largo de su historia: sede del gobierno y residencia durante el reinado de Mohamed Ali, cuya mezquita lleva su nombre, casa de la moneda, campamento y guarnición militar, museo de la policía (este museo ofrece un recorrido por la historia de la policía egipcia, desde los faraones hasta nuestros días y, en una de sus dependencias se encuentra la prisión militar construida por los ingleses en l880 y utilizada hasta 1983). En 1946, El "Palacio del Harén", tras servir de hospital durante la ocupación inglesa, es transformado en un museo que explica la historia militar de Egipto. En cierto modo la fortaleza sigue custodiada por soldados, aunque delante del parking que da acceso al recinto, la inmensa puerta de entrada acoge, a diario, verdaderas oleadas de turistas venidos de todos los puntos de la cartografía mundial. Cruzando unos plácidos jardines llenos de paz y sosiego, alcanzamos los soportales y la puerta de entrada de la inmensa mezquita de Mohamed Ali construida a mediados del s. XIX por un arquitecto griego traido desde Istambul por Mohamed Ali. Desde fuera, la vista del interior es realmente impresionante. Una alfombra cubre todo el suelo y el techo es una auténtica feria de luces. Tras el ritual de los zapatos (hay que entrar descalzo en las mezquitas) y con los deportivos en la mano, entramos en fila india siguiendo silenciosamente a nuestro guía Ibrahim que se dirige al fondo cerca del púlpito donde el Imám (el que preside la oración pública, una vez por semana) suele dar el sermón y leer páginas del Corán. Imitando nuestro maestro nos sentamos en el suelo ya que en las mezquitas no hay ni bancos para sentarse ni imágenes escultóricas o pictóricas. Sin embargo, mirando el conjunto, sabemos que estamos en un lugar espiritual, místico y de recogimiento. 

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