¿UTRUMQUE?

Al tratar del género gramatical, indicaba que el masculino asigna condición de macho a las palabras que llevan ese género; la condición de hembra a las que están marcadas como femeninas; y ni lo uno ni lo otro (es decir neutras) a las que van así marcadas explícitamente. De este último género, el tercero, nos quedan sólo algunas muestras: el artículo determinado "lo", las formas neutras de los demostrativos, la forma "que" del relativo, y "qué" del interrogativo. Con este impropiamente llamado género (digo impropiamente, porque en el ámbito gramatical, género tiene que ver aún con gígnere, que es engendrar, es decir que el género se refiere en origen a seres vivos) se designa lo inanimado, que no es por tanto ni macho ni hembra, que está fuera de esa clasificación. Pero si devolvemos la palabra a su origen, es decir al sexo, no cabe el género neutro, a no ser que nos traslademos a las especies asexuadas, que no es el caso. Los seres de reproducción sexual, o son machos o son hembras; no pueden ser sexualmente ni lo uno ni lo otro, es decir ni machos ni hembras. Lo que sí se da en cambio es que sean lo uno y lo otro: utrumque (la pronunciación clásica es utrúmcue; la hispana, utrúnque), es el caso de los hermafroditas entre los animales y de los homosexuales en nuestra especie, muchos de los cuales prefieren llamarse y ser considerados bisexuales. Ese es el significado exacto de utrumque: lo uno y lo otro. Especificaciones funcionales al margen, la cuestión sexista desemboca finalmente en el sexo epiceno (es otra posible denominación:
epi koinoV (epí koinós) = sobre lo común; es el género que con una misma terminación designa el macho y la hembra), o en el ambiguo (el de las palabras como puente, mar, azúcar, que no tienen determinado el género y lo mismo pueden funcionar de masculinos como de femeninos). Digo que de lo que se trata es de reducir las distancias entre los sexos; loable propósito, sobre todo tratándose de derechos y deberes; pero la experiencia demuestra que no es posible mover un solo engranaje sin modificar toda la maquinaria. Porque el rol que tiene asignado cada sexo no es independiente ni mucho menos de la condición sexual; no ha sido un capricho de la naturaleza el haber asignado a machos y hembras morfología, fisiología, psicología y hábitos distintos, por lo que inexorablemente la reducción de diferencias en los dos últimos tramos, comporta la alteración de los dos primeros. Si en las demás especies, machos y hembras compartiesen roles y formas de vida igual que en nuestra especie, acabarían dirigiéndose, igual que nosotros, hacia un tercer sexo, cuyos usos sexuales serían tan ambiguos, ambivalentes, epicenos o comunes como van siendo cada vez más los nuestros. Si esta argumentación es correcta, habría que sacar de ella algunas consecuencias: la primera, que el movimiento de eliminación de barreras entre los dos sexos, tendría que primar sobre todas las demás soluciones, la del tercer sexo, aquel en el que se funden el uno y el otro, por ser ese el único desenlace que puede garantizar una mayor estabilidad a la revolución antisexista. Y la segunda, que si hay que pensar en cuotas que equilibren la distribución del poder entre los sexos, habría que crear una tercera cuota, la del tercer sexo, que además tendría que gozar de discriminación positiva, por ser éste el sexo en el que mayor es la aproximación entre sexos. Es lo que exige la coherencia. ¿O no?

EL ALMANAQUE aborda hoy la palabra sexismo y las ideas que arrastra.

SEXISMO

En la colección de los -ismos, que son, por simplificar, los posicionamientos doctrinales, detrás del término feminismo se formó, como su negativo y como su justificación, el machismo. Si feministas eran quienes propugnaban que las mujeres (las féminas) eran merecedoras de los mismos derechos que los hombres (sufragistas se llamaron las primeras, puesto que pedían el derecho de sufragio, es decir de voto, que no tenían, claro, por ser mujeres), a los hombres que actuaban como si estuviesen convencidos (no habían necesitado planteárselo, puesto que nunca habían visto otra cosa) de que ellos eran superiores a las mujeres y por ende tenían más derechos que ellas y además derecho sobre ellas, a esos los llamaron machistas (la feminista proclama su fe, al machista lo proclaman ellas; feminista es un elogio, machista un insulto). Pero faltaba el término que englobase a ambos, al machismo y al feminismo: se forjó, pues, el de sexismo, con el que se alude a la actitud discriminatoria a causa del sexo. Y así se habla de educación sexista, distribución sexista de roles y trabajos, juguetes sexistas, etc. La palabra como tal no tiene mayor misterio.

Pero he aquí que quienes con mayor ahínco condenan el sexismo, son los que incurriendo en flagrante contradicción, introducen en la política (y justo y nada más que en la política) una filosofía y una praxis descaradamente sexista: la de las famosas cuotas (sexuales, ¿no?). A lo mejor, vaya usted a saber, es un último esfuerzo a la desesperada por mantener en la humanidad la diferencia sexual, el gran esprint por perpetuar, ni que sea en la política, el recuerdo y con él los respectivos ritos del doble sexo. Quién sabe si no estarán instituyendo un sacramento antropológico que cierre el paso al tercer sexo. A lo mejor es uno de esos casos en que la historia (Dios para los tradicionalistas) escribe recto con renglones torcidos. Porque claro, si el gran objetivo es la equiparación de ambos sexos, dejémonos de tonterías: es en el tercer sexo, el común, el epiceno, el ambiguo, el utrunque, o como quiera que acabe llamándosele, el que con mayor fidelidad recoge el espíritu antisexista; sería a este sexo, por tanto, al que se debería primar y discriminar positivamente para el ejercicio de la política. ¿Que por qué a la hora de primar a un sexo sobre los demás, se ha elegido el femenino? Pues porque a la hora de hacer el balance, con esta política son muchos más los votos que se cosechan que los que se pierden. ¿Y cuándo se empezará la campaña a favor de las cuotas del tercer sexo? Pues cuando esté claro que haciéndolo se van a ganar votos. Mientras no sea así, los homosexuales no tendrán cuota en los partidos y en los organismos políticos. Mientras esperamos a que dé un vuelco la situación, relegaremos el sexismo a la escuela y a la juguetería procurando, eso sí, obviar la educación equilibrada, de manera que cada uno y cada una pueda elegir libremente y con conocimiento de causa entre macho, hembra y entreverado. No es fácil que eso ocurra en muchos años: la libertad sexual y la aceptación sin ningún género de restricciones de todas las opciones sexuales en plano de igualdad, se estrella ante las puertas de la escuela. y las de la política. Así de claro está el tema en teoría. Los autores y promotores de estas teorías, deberían explicar por qué no está igual de claro a la hora de la verdad, es decir de los hechos.

LA FRASE

Los hombres construyen puentes y tienden vías férreas a través de desiertos, y, no obstante, sostienen con éxito que coser un botón es tarea superior a ellos.
Heywood Broun

¡Claro, ya se sabe!. los puentes, los tendidos de vías férreas, las grandes obras de ingeniería, son cosas de hombres; mientras que los botones, claro está, son cosa de mujeres. Ni esto, ni la maternidad como plaga y azote de la auténtica femeneidad.

EL REFRÁN

LAS MUJERES, DONDE ESTÁN SOBRAN; Y DONDE NO ESTÁN HACEN FALTA

Este refrán se compensa solo. Lo mismo es igual de verdad dicho de los hombres.

POESIA
 
EL ENAMORADO

Lunas, marfiles, instrumentos, rosas,
lámparas y la línea de Durero,
las nueve cifras y el cambiante cero,
debo fingir que existen esas cosas.

Debo fingir que en el pasado fueron
Persépolis y Roma y que una arena
sutil midió la suerte de la almena
que los siglos de hierro deshicieron.

Debo fingir las armas y la pira
de la epopeya y los pesados mares
que roen de la tierra los pilares.

Debo fingir que hay otros. Es mentira.
Sólo tú eres. Tú, mi desventura
y mi ventura, inagotable y pura.

Jorge Luis Borges



CUÑAS PARA EL DEBATE

Las cuotas sexuales, o sexistas, o sexófilas o sexícolas, son una pieza de convicción de la trivialidad de la política. Lo que nunca se atrevería a hacer una empresa, lo hacen los políticos, que como el dinero no es suyo, ni la eficacia ni la rentabilidad deben erigirse en criterios prioritarios.

Sólo a los políticos se les ocurre clasificar a los ciudadanos por su sexo o por su edad, en orden a objetivos que nada tienen que ver ni con el sexo ni con la edad. A las academias de idiomas ni se les ocurre agrupar a los alumnos por edades; a los políticos, sí. Por eso a los unos les va de una manera, y a los otros de otra.

Y los empresarios, a la hora de elegir a sus equipos directivos o a sus empleados, lo último que se les ocurre considerar es el sexo; a no ser que se trate de empleadores sexuales que se dice ahora, que ofrezcan, claro está, trabajos sexuales; o empleadores comunes que necesiten determinado perfil de empleados para ejercer de reclamo o de carnaza sexual.

Pero los políticos, como no han de ganar dinero, que ahí lo tienen sin ningún esfuerzo, sino votos (y ahí sí que se emplean a fondo), no le hacen ascos a ningún -ismo, con tal que les dé esos votos que tanto necesitan. Hoy es el sexismo el que se los da, y ahí que se van, sin mirar ni a derecha ni a izquierda. Mañana serán otros ismos, y harán lo mismo. Es lo que hay.

HUMOR

ESTADOS DE LA VIDA DEL HOMBRE

Edad Bebida

 17 cerveza
 25 mas cerveza
 35 vodka
 48 whisky
 66 antiacido

Edad Metodo de seduccion

 17 mis padres estan fuera este fin de semana
 25 mi mujer esta fuera este fin de semana
 35 mi mujer y mis hijos estan fuera este fin de semana
 48 compre un auto importado
 66 mi segunda esposa esta muerta

Edad Deportes Favoritos

 17 sexo, sexo, sexo
 25 sexo , sexo, futbol
 35 sexo, futbol
 48 futbol y a veces sexo
 66 dormir

Edad como termina una buena salida

 17 cine y apretada
 25 cuando termina el desayuno
 35 tomar el desayuno sin los hijos
 48 tener alguna compania para el desayuno
 66 llegar a casa vivo

Edad Fantasia Favorita

 17 de a tres
 25 sexo en lugar publico
 35 sexo grupal
 48 apenas sexo
 66 tomar viagra

Cual es la edad Ideal para casarse?

 17 25
 25 35
 35 48
 48 66
 66 17

Edad Encuentro Ideal

 17 ir a ver una de Stephen King en un autocine
 25 cenar, sexo, dormir abrazados
 35 cenar, sexo y ella se va a la goma
 48 ella aparece y resuelve cocinar
 66 Tener una compania para cenar