SUJETO Y OBJETO DE LOS MALOS TRATOS

Por establecer prototipos bien diferenciados, supongamos un niño que recibe malos tratos por parte de su padre. Éste es un caso en que el padre es agente absoluto, y el niño paciente absoluto. No podemos cuestionar la conducta del niño, puesto que nació en una situación que él nunca ha podido cambiar. No ha sido nunca sujeto de esa situación, sino única y exclusivamente objeto. Él no ha hecho nunca nada para que las cosas sean así. Su padre lo ha convertido en objeto de sus inclinaciones. El niño no ha tenido siquiera la oportunidad de actuar de sujeto en su propio drama: el padre nunca le dio oportunidad para ello. Es la condición inexorable del esclavo ante su dueño, y del hijo menor ante su padre (no me refiero a la minoría de edad legal, sino a las edades en que el niño es incapaz de sentirse y actuar como persona frente a su padre). Digamos que concurren en el niño de forma natural las dos peores condiciones para que su padre pueda abusar de él: el infantilismo y el servilismo. Y no se trata de condiciones subjetivas (no ha tenido el niño opción de elegir esas u otras condiciones); se trata por el contrario de condiciones objetivas: el niño, de puertas adentro de su casa, está bajo el dominio absoluto de su padre, que además goza de algo que aún se llama patria potestad, que no ha cambiado de nombre desde que la instituyeron los romanos, y por lo que nos demuestran algunas sentencias judiciales (como la del niño de Salamanca, que ha sido arrancado a sus padres adoptivos para utilizarlo desde un asilo como medicina para su madre), tampoco ha cambiado de fondo. Su situación y su condición son esas, y no pueden ser otras. Eso es así, y por eso todos los niños son vulnerables y pueden ser víctimas de los malos tratos y de los abusos de sus padres o de quienes tienen la patria potestad sobre ellos. En resumen, \"sufren\" los malos tratos. Pero cuando hablamos de la mujer, una persona adulta, que tiene la opción de unirse a un hombre o de desechar esa unión, deberíamos decir con mayor propiedad que \"recibe\" malos tratos, no que los \"sufre\". Es un sujeto con capacidad de actuar como tal, pero justo es decir en su descargo, que lleva sobre sus espaldas una herencia histórica convertida en segunda piel, de la que a muchas mujeres les es muy difícil desprenderse (si los hijos estaban sujetos a la patria potestas, la mujer estaba sujeta a la manus, en el mismo plano jurídico que las hijas, inferior al de los hijos y sobre todo al del primogénito). Para ser precisos en el lenguaje, tendríamos que decir que el hijo maltratado \"sufre\" malos tratos, y él por sí mismo no tiene escapatoria. No puede hacer nada para librarse de su situación. Ha de seguir sufriéndola hasta que alguien le libere, o hasta que en creciendo, tenga fuerza y conciencia suficientes para liberarse él mismo. La mujer maltratada, en cambio, \"recibe\" los malos tratos. Por eso ella sí que puede liberarse. Con todas las dificultades, peligros e inconvenientes que se quiera, pero finalmente puede. De ningún modo puede compararse su situación a la del hijo. Y es precisamente partiendo de que tan forzada como sea, de alguna manera acepta la mujer los malos tratos, se ha diseñado la campaña para erradicar esa práctica tan perversa. No se apela a los hombres para que dejen de maltratarlas, sino a las mujeres para que no tengan ninguna receptividad ni tolerancia con los malos tratos.

EL ALMANAQUE tercia en el debate sobre los malos tratos. Hoy con la palabra y el concepto de recibir.

RECIBIR

Aunque sea socialmente inconveniente, hay que decir que cuando hablamos de que las mujeres reciben malos tratos, incluso cuando decimos que los sufren, estamos al mismo tiempo confesando algún género de colaboración con el sujeto agente; porque teniendo la mujer alguna posibilidad de liberarse, aunque sea mínima y heroica (comparada con el niño, que no tiene ninguna, esto es evidente), al menos aporta la aceptación y el aguante, tan de mal grado y con tanta resignación como se quiera, pero aceptación al cabo. La prueba ex contrario es que cada vez son más las mujeres que se salen de esta situación ellas mismas; sin que las saque nadie. Siendo evidente, por otra parte, que el cambio de tendencia no procede de la voluntad de los agresores, sino de la determinación de las agredidas a no seguir soportando esta situación, es aquí donde hay que aplicar el bisturí.

Recipio, recípere, recepi, receptum, es el verbo latino del que procede recibir. Es un compuesto de capio, cápere (de aquí hemos formado caber, trasladando el acento), captum (de aquí, captura, captar, captación, capcioso...). Está claro que se trata de un verbo activo. Incluso con-cebir, derivado también de cápere, se considera activo; de ahí que se considerase a la mujer responsable de la esterilidad, por omisión. Cápere tiene en latín una amplitud de significados semejante a la española. Los básicos son tomar, coger, apoderarse de algo. Entre las formas curiosas de este verbo tenemos la que se refiere a la disminición de las facultades (como si alguien las detrajese o robase): mente captus es el que ha perdido la razón, aquel a a quien le han cogido la mente. Velut mente capta vaticinari, pronunciar vaticinios como presa del delirio. De aquí procede la palabra mentecato; captus áuribus, privado del oído; captus religione, aprisionado por la religión = incapaz de actuar a causa de los escrúpulos. También en forma pasiva, tenía el significado de seducir, cautivar, engañar a alguien, fascinarle: te coniux aliena capit = la esposa ajena te tiene cautivado; captus amore= enamorado; cave ne capiaris = vigila que no seas cazado, seducido. Cuando a cápere le añadimos el prefijo re, en latín se expresa la vuelta atrás a tomar algo; es decir ir expresamente a buscarlo: recípere se in castra es recogerse en campamento, retirarse; recípere ánimam es retomar el alma, cobrar aliento; recípere ánimos ex pavore, recuperarse del miedo. Y a partir de aquí, estamos ya en nuestro significado dominante de recibir, admitir, aceptar: recípere áliquem domum, recibir a alguien en casa; si recipiatur poética fabulósitas, si se admite la fabulosidad poética... Lo que es evidente en cualquier caso es la acción necesaria por parte del que recibe. Es cierto que la actividad principal corresponde a quien da, ofrece, inflige, etcétera. Pero quien recibe no es meramente pasivo: si no acepta de alguna manera, si no ofrece algún género de receptividad, la acción no es la misma. Quien recibe malos tratos, quien renunciando a su condición de sujeto tolera convertirse en objeto y ser tratado como tal, aporta a su situación bastante más que el animal que finalmente se deja montar. Estos animales suelen ofrecer una resistencia mucho más dura antes de dejarse montar y aceptar los demás malos tratos. Pero el servilismo y el infantilismo de la educación femenina tradicional, que mina hasta límites increíbles la autoestima, es en buena parte responsable.

FRASE

El amor es la única pasión que se paga con moneda acuñada por ella misma
Stendhal

La lástima es que no haya llegado al amor la unión monetaria. Hay sumas elevadísimas de amor que no se pagan con amor, sino con sexo. Eso es dar plomo (a veces con un ligero baño de oro) a cambio de oro de muchos quilates. Cada uno paga con la moneda que tiene.

REFRÁN

DEL AMOR PRIMERO DURA SIEMPRE EL FUEGO, ESCONDIDO PERO NO MUERTO

El fuego del amor empieza en el cuerpo; y si lo aviva el espíritu, sube hacia el alma; en caso contrario queda en incendio de monte bajo.


CUÑAS PARA EL DEBATE

Es que vienen los problemas de muy lejos. Resulta que si los hijos estaban bajo la patria potestad del paterfamilias, que era como una especie de jefe de estado cuando éste aún no existía, la forma de dominación de la mujer era aún peor: la forma más antigua del matrimonio romano era la compra. Y aunque en la cultura hebrea el inicio del matrimonio no fuese el mismo, tampoco era mucho mejor la condición de la mujer.

No es pues que se sintiera esclava; es que lo era. Y esto durante cerca de tres milenios. La mujer viene siendo entrenada a aguantar desde siempre. Si la conducta acabase trasladándose a los genes, ahí estaría ya asentada la servidumbre de la mujer. Pero afortunadamente es simple cuestión de hábitos, y aunque con enormes dificultades, se ha dado últimamente un gran impulso a este cambio.

Con el historial larguísimo, infinito, de maltratadores y maltratadas, no debiéramos sorprendernos de que esté costando desarraigar unas costumbres tan inveteradas, que quienes las practican seguro que las aprendieron ya de sus padres y de sus madres. Los maltratadores y las maltratadas son especies en extinción que se resisten a desaparecer. Pero están en vías de extinción.

Hemos de ser conscientes también de que esta conquista social se está haciendo por islotes: la cultura occidental es una isla importante entre las demás culturas; y dentro de esta isla quedan aún muchos islotes por conquistar: Pero no serán los hombres quienes los cedan, sino las mujeres quienes los conquisten.

POESIA

Poema a Don Pito

Tu que cuelgas de mi ser
y eres un invertebrado
me haces enrojecer
cuando no estas bien parado.
Ya no se que hacer contigo
no se lo que te motiva
yo que he sido tu mejor amigo
debo saber lo que pasa.

Te invito a todas las fiestas
te consigo las mejores nalgas
y tu ni siquiera despiertas
y haces como que no tienes ganas.

Recuerdo que en nuestra infancia
te llevabas muy bien con mi mente
no hacia falta alguna fragancia
bastaba con mi mano simplemente.

Después en la juventud
aun lo tengo presente
la primera vez que lo hicimos
sentimos que todo era diferente.
 Mas tarde cuando empezamos
a hacer del sexo un juguete
probamos bocas, vaginas y manos
cuidándonos siempre el ojete.
Siempre te protegí
de agujeros malhabidos
y los culos que te conseguí
siempre por ti fueron bien recibidos.

Muchas bocas te probaron
algunas no muy femeninas
pero siembre comprobaron
que no hacían falta vitaminas.

Hoy después de los cuarenta
me siento triste y desolado
y no es que ya no te sienta
sino que creo que ya no estas de mi lado.

Hoy también quisiera
aunque ya estés muy chiquito
decirte como antes fuera
¡Don Pito! ¡Don Pito!