LITURGIA
El singular concepto de la liturgia o el culto religioso

Dentro del concepto de culto religioso hay que distinguir el culto “oficial” de la iglesia, al que se denomina liturgia, y está estrictamente regulado en los libros litúrgicos editados por la Sagrada Congregación de Ritos; como si dijésemos, el ministerio de ritos sagrados del Vaticano. Están escritos en latín y traducidos a las respectivas lenguas de cada país por las asambleas de obispos. El Misal romano y el Libro de las Horas son los principales libros litúrgicos. Se conocen como paralitúrgicas o simples devociones, la infinidad de prácticas religiosas que no están contenidas en los libros litúrgicos. La Semana Santa abunda en prácticas religiosas de carácter popular totalmente ajenas a la liturgia.

Leitourgia (leiturguía) es la forma original de esta palabra. La usaron los griegos con el significado de “servicio público”, porque consideraban que los principales servicios que se debían ofrecer a la población eran los servicios religiosos. El prefijo leit- (leit), que no existe independiente, unos etimólogos creen que es un derivado de laoV (laós) =pueblo; otros creen que tiene que ver con litai (litai) =súplicas, rezos (de ahí letanía). En cualquier caso, el segundo elemento hace referencia a la liturgia como un servicio, relacionado con servir. De ahí que se mantenga el concepto y la expresión de servicios religiosos, y que quienes están a su cargo se llamen ministros; y su trabajo, sagrado ministerio. Estos nombres son mucho más antiguos que la actual denominación civil de ministro, que por más que se haya ennoblecido, sigue teniendo el valor que trae del latín: el de siervo o criado. Llamamos también sagrados oficios a los ritos litúrgicos, porque la de officium es una de las traducciones del ergon (érgon) = trabajo para los griegos.

Las devociones populares nunca son consideradas como ritos litúrgicos, ni como sagrados oficios, ni como sagrado ministerio o ministerio sacerdotal, porque si participa en ellas el sacerdote, no lo hace nunca a título de ministro de la iglesia, sino como uno más de los fieles. Una de las señales que se han respetado del carácter litúrgico en las devociones populares, es la ausencia del incienso, que es uno de los elementos que caracterizan la liturgia solemne. Al llegar a las concreciones de la liturgia, lo primero que hay que tener en cuenta es que la Misa es el eje de la misma, y su celebración culminante. En tiempos relativamente recientes hemos conocido importantes cambios de la liturgia de la misa. Desde el hecho de que se celebraba en latín, hasta el más singular de que se hiciese de espaldas a los fieles. Ya antes del concilio Vaticano II había empezado el cambio litúrgico. Pero no era más que el más cercano a nosotros.

Aunque estamos inclinados a creer que la liturgia, por su propia naturaleza ha de ser algo inmutable, ha tenido multitud de formas a lo largo de la historia. La liturgia de la Semana Santa recoge precisamente formas rituales procedentes de liturgias anteriores: por ejemplo, las largas letanías reducidas hoy al Kirie eleison (obsérvese el uso del griego, muy común también en la liturgia romana), las largas catequesis, etc. Recordemos los ritos siríaco, caldeo, copto, maronita, malabar, bizantino, ambrosiano, mozárabe, galicano, céltico… Fue ciertamente largo el camino de unificación de ritos.

Mariano Arnal

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