PADRENUESTRO

Igual que el pez no es consciente del agua que respira, tampoco nosotros somos conscientes de los singulares valores humanos que respiramos. 

El padrenuestro es un referente clave en el desarrollo de los conceptos de paternidad, filiación y fraternidad (concepto este último cuya defensa adoptó como propio la Revolución Francesa). Un faro que ha iluminado las relaciones humanas esenciales a lo largo de casi dos milenios. Los conceptos de paternidad y filiación que en él se contienen, sólo muy recientemente han sido superados, y tan sólo por algunas culturas; en cambio, la idea de fraternidad que del padrenuestro se deriva, tiene todavía un largo camino que recorrer. 

El cristianismo viene a tomar el relevo de la religión y de la cultura romana (basada en la dominación). La Ley de las XII tablas (aprox. 450 a. C.) tiene que advertir que el padre perdería la patria potestad sobre el hijo si lo vendía por tercera vez. Por mucho que evolucionase este modelo de paternidad basado en la propiedad y en la potestad, no podía llegar muy lejos. Lo que hace el cristianismo es romper con el sistema de dominación como inspirador de la paternidad, para iniciar el largo camino hacia las actuales relaciones paterno-filiales. 

Pero esta revolución tiene un segundo aspecto, igualmente trascendental: da un gigantesco paso adelante en la relación del hombre con Dios instituida por Moisés para el pueblo judío. La fórmula que adoptó Moisés para conseguir apartarlos definitivamente del círculo vicioso dominadores / dominados al que estaban condenados todos los pueblos, fue prohibirles dominar a otros pueblos y mezclarse con ellos por una parte; y por otra, imponerles a Dios como único dueño y Señor al que servir y adorar, a fin de alejar de la inclinación a la esclavitud (íntimamente relacionada con la adoración) a aquel pueblo de esclavos arrebatados al faraón. El cristianismo perseguía el mismo objeto: dar cerrojazo a la esclavitud en que vivía la mayor parte de la humanidad, incluido el pueblo judío, pero mediante una nueva fórmula, que convertía a Dios en Padre de toda la humanidad, no de un solo pueblo, y a todos los hombres de todos los pueblos de la tierra en hermanos

La circunstancia histórica fue decisiva para esta gran revolución. Uno de los aspectos más notorios de la decadencia del imperio romano fue la desintegración del sistema esclavista. Infinidad de dueños no podían mantener a sus esclavos, otros muchos, por influencia del cristianismo, decidieron manumitirlos legalmente. La fórmula más ágil era la de la adopción. Bastaba que ante testigos el señor llamase a su esclavo "hijo" y éste a su vez le respondiese llamándole "padre" para que legalmente quedase libre, por haber pasado a la condición de hijo adoptivo. Esta llegó a ser la fórmula más empleada. Y este paso de la condición de esclavo a la de libre, es la que hace inteligible para nuestra mentalidad el Padrenuestro. Estos esclavos manumitidos se veían obligados a pedir a su "padre" el pan de cada día, el perdón de las deudas en que incurrían y la protección para no pasarse a la delincuencia. Desde esa circunstancia se entendía muy bien la conversión de Dios, de Dueño y Señor (judaísmo) en Padre común de todos (cristianismo).

Mariano Arnal

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