UN REPASO A LA HISTORIA DE LA SEMANA SANTA 

PENITENCIA GENERAL 

Hemos de volver a los orígenes para entender cómo se hizo la SEMANA SANTA, en un principio de preparación para la mayor solemnidad del año: la Pascua de Resurrección; cómo se prolongó esta preparación con la Cuaresma, y cómo se extendió la toda la iglesia a práctica de la penitencia inherente a ella. 

En primer lugar hay que decir que la gran solemnidad era efectivamente la Pascua, y que el acontecimiento que le daba mayor solemnidad, y sobre todo expectativa, era el Bautismo de los catecúmenos (los que iban a catequesis), que a partir de ese momento pasaban a ser cristianos, a los que por ser recientes se les llamaba neófitos (recién plantados). En este caso fueron los catecúmenos, los que venían de fuera, los que tiraron de la iglesia con fuerza. Mientras hubo catecúmenos, es decir gente que decidían pasarse a la religión cristiana, se mantuvo la presión de éstos sobre la iglesia. Ésta necesitaba presentarse con sus mejores galas ante los que llamaban a sus puertas. Los catequistas fueron decisivos para la creación y la alimentación de este clima de progresión cristiana. 

Fue pues el hecho de que el Bautismo se preparase con vistas a la fiesta de la Pascua, lo que hizo que la preparación para esta gran fiesta se fuese perfilando y también alargando cada vez más: se trataba de ritualizar al máximo lo que tenía carácter de preparación práctica. Y así fue como fueron naciendo los ritos de la Semana Santa, de una alta densidad de enseñanzas, y cómo ese período de preparación se fue prolongando en la Cuaresma. No es que se alargase la preparación de los catecúmenos para el Bautismo, que era muy dilatada, y podía exceder el año de duración; lo que se fue alargando fue la ritualización de la preparación inmediata, que primero fue de un solo día, luego pasó al que aún se llama “Triduo Sacro”, los tres días sagrados (Jueves, Viernes y Sábado Santo), que mantiene su valor diferencial, y finalmente a toda la SEMANA SANTA.  Pero no siendo aún suficiente, se alargó a la Cuaresma. No hay más que seguir el aspecto especialmente didáctico que tiene la liturgia del llamado Tiempo pascual, para comprender que se hizo a la medida de los que se preparaban para el Bautismo. 

Obviamente los que estaban fuera llamando a las puertas de la iglesia para que les dejase entrar, no podían aventajar tanto en virtud y devoción a los que ya estaban dentro, ni podían darles lecciones. Por eso irremisiblemente la iglesia siguió a sus catecúmenos y tal como ellos fueron alargando los días de ayuno y penitencia para mejorar su preparación al Bautismo, ésta fue incorporando las prácticas piadosas de los catecúmenos al código de todos los clérigos y fieles. Al código oficial y a los ritos oficiales. 

Pero fuera de la iglesia durante la Semana Santa los catecúmenos no estaban solos: estaban también, pero apartados para no contaminarlos, los expulsados por pecadores, los penitentes. Y éstos también tenían que seguir la catequesis y los ayunos y penitencias públicas para ser readmitidos a la iglesia. Aquellos se preparaban para el Bautismo, éstos para el perdón o indulgencia.

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