Shanghai Stories: Cocina
china de la abuela en Barcelona
Por Ferran Martínez-Aira
Wang Binqing y Cristina Zhang están enterrando en Barcelona todas las
leyendas negras que acumula la gastronomía del país más poblado del
mundo. ¿Como? apostado por la tradicional cocina china de la abuela en
su restaurante SHANGHAI STORIES de la calle Aribau, 73 en el
Eixample barcelonés.
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Calidad, cariño y precio (al mediodía hay
un menú por 11,95 euros con pato a la naranja incluido) son la clave de
este nuevo universo culinario y reservado a los paladares más exigentes.
El boca a boca ha sido suficiente para que SHANGHAI STORIES se esté
convirtiendo en un referente gastronómico de la cocina china en
Barcelona cuando apenas hace un par de meses que abrió sus puertas.
El prestigio de Wang viene de lejos cuando en 1999 llega a Barcelona
para ser el jefe de cocina del Pato Laqueado del Centro Maremágnum y un
año más tarde ejerce las mismas funciones en el Pato Laqueado de Madrid.
La presentación de los platos habla por si sola aunque el sabor supera
lo que entra por los ojos.
Las costillas de buey marinadas y horneadas con anís estrellado. que
Wang ha ido dosificando por recomendación de los propios clientes, son
un manjar para chuparse los dedos o el arroz con panceta en salazón y
salteado con chin-chai (verdura parecida a la acelga) que hace también
las delicias de los más sibaritas.
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Wang y Cristina se conocieron en el 2003 en Las Palmas de Gran Canaria en el restaurante París de Oriente donde ofrecían platos típicos de alta cocina asiática, incluida la prohibida sopa de aleta de tiburón. Un buen cocinero chino necesita con mínimo diez años de aprendizaje. SHANGHAI STORIES es un soplo de aire fresco. Un templo gastronómico que utiliza las mejores carnes, pescados y verduras que se pueden encontrar en Barcelona.
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Desde la pasta de los rollitos de
primavera hasta la exquisita lubina guisada que vemos en la foto, todo
está elaborado en los fogones del SHANGHAI STORIES. Las carnes están
minuciosamente cortadas como palillos de dientes. Los patos son
cuidadosamente limpiados antes de ponerlos en la brasa o condimentarlos
con miel.
El triple secreto culinario de Wang en el éxito sus platos se resume en
tres apartados: Administrar el fuego adecuado en cada guiso, el amor que
dedica a su cocina y encontrar el punto adecuado para alcanzar el máximo
sabor en el paladar. Uno de los platos que ponen a prueba al chef del
SHANGHAI STORIES es la ollla picante.
Cristina Zhang está al quite de todo cuanto sucede en el SHANGHAI
STORIES, decorado con cuadros minimalistas del pintor canario Iasen
Sokolov, autor del singular mural de Santa Lucía de Tirajana. Cristina
se considera más española que china, entre otras cosas porque las
mujeres en su país quedan fuera de toda progresión a los 22 años.
Barcelona es ahora para ella la tierra de las oportunidades donde sus
dos hijos apuntan alto aunque al margen de la gastronomía. Dentro de
unos años ya veremos. El SHANGHAI STORIES ha nacido lleno de vida y
apostando por la cocina de abuela, allá por el año 685.