ARTICULOS - RELIGIÓN Y VALORES HUMANOS

TRADUCCIONES OPORTUNISTAS

Es en el Evangelio de san Lucas (2, 14), donde aparecen las primeras palabras del Gloria: Doxa en uyistoiV Jew (dóxa en ypsístois zeó) = Gloria en los lugares más altos a Dios, kai epi ghV eirhnh (kái epí gues eiréne) = y sobre la tierra paz en anJrwpoiV eudokiaV (en anzrópois eudokías) = en hombres de buena opinión. Digamos que ésta es la traducción de partida, sin elaborar, estrictamente agarrada al original, sin prejuicios. San Jerónimo traduce en la Vulgata: Gloria in altíssimis Deo, et in terra pax homínibus bonae voluntatis. Las dos palabras dudosas, sobre las que hay diversidad de traducciones, son uyistoiV(ypsístois) y eudokiaV (eudokías). Respecto a la primera, es una prolongación del significado original de los más altos lugares de cada región, donde se rendía culto a los dioses; de ahí todas las montañas sagradas. Es un fenómeno que comparten todas las religiones, contra el que tuvo que luchar denodadamente el Dios de Israel. Tanto la gloria de los dioses como su glorificación por el hombre mediante el culto, estaba asociada a los lugares altos. A mayor altura, más gloria, más grandeza del dios. Ya en el Olimpo, la cumbre en la que moran los dioses no pertenece a la tierra, sino al cielo. Es en el monte Sinaí donde Yahvé entrega a Moisés las tablas de la ley: la escenificación de la bajada de Dios a la montaña sagrada (todo el cap. 19 del Éxodo) es bellísima y sobrecogedora. La liturgia tradujo el "in altíssimis" por "in excelsis", y al traducir de nuevo al español, ha quedado "en el cielo". La palabra en cuestión, pronunciada en arameo, y traducida al griego como en uyistoiV (en ypsístois) (recordemos que los originales más antiguos de los Evangelios son los griegos), en el momento de pronunciarse tiene una antigüedad de milenios, y un origen común para todas las religiones, que perfilan su significado en razón de su evolución. Para los pastores que escucharon el canto de alabanza a Dios del ángel y su "ejército celestial", el significado de en uyistoiV (en ypsístois) es ya "en los cielos", porque es ahí donde tiene su morada el Dios de Israel. En el cap. 19 del Éxodo, "la montaña del Sinaí humeaba toda ella, porque Yahvé había bajado con fuego sobre ella. El humo iba subiendo como si saliese de un horno, y toda la montaña se estremecía. El sonido de la trompeta iba retumbando cada vez más fuerte. Moisés hablaba, y Dios le respondía con un trueno... (v. 18 y 19), Dios baja a la montaña desde un lugar más alto: desde el cielo; traducción que por otra parte legitima plenamente la oposición "y sobre la tierra, paz". Esto en cuanto a "las alturas", que se tradujo durante mucho tiempo. Pero al llegar a la "buena voluntad", nos perdemos ya del todo. Por empezar los diccionarios le reservan a la eudokia (eudokía) un lugar exclusivo. El Bailly dice: bonne volonté, y nada más. Y cita como lugares los Setenta y el Nuevo Testamento; es decir una traducción a la medida. Por supuesto que remite al verbo eudokew (eudokéo), porque el significado del derivado, no puede estar desligado del primitivo. Es este verbo, pues, y su entorno natural, el que marca la línea de la traducción; y en efecto, en él se basaron los innovadores para pasar de "los hombres de buena voluntad" a "los hombres que ama el Señor" unos, y "los hombres que aman al Señor" otros. ¿En qué quedamos?

EL ALMANAQUE, respondiendo a una consulta, y contando con que el domingo tiene un público especialmente interesado en estas cuestiones, aborda hoy esta cuestión bajo la expresión buena voluntad.

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