Cuando
la preparación está tibia, agregar
las yemas de huevo una por una sin
dejar de remover. Agregar el alcohol
al final. Cubrir el recipiente con una
hoja de papel aluminio y mantener en
refrigeración durante 24 horas.
Formar
las trufas
: Al día siguiente, poner el cacao en
un plato hondo. Machacarlo bien con el
dorso de una cuchara para que todo el
polvo esté bien fino. Sacar del
refrigerador la mitad de la pasta.
Formar bolitas del tamaño de una
pequeña nuez (las trufas chicas son más
agradables). Darles vueltas rápidamente
entre las palmas de las manos y luego
dejarlas caer en el cacao. Dando un
movimiento circular al plato envolver
completamente las trufas con el cacao.
Cuando se haya utilizado la primera
parte de la pasta y formado las
primeras trufas, guardarlas en
un recipiente hermético en el
refrigerador, y proceder con la otra
mitad de la pasta.
La
pasta para trufas se ablanda muy rápidamente
en temperatura ambiente y al contacto
de las manos. Es por esta razón que
se debe trabajar por pequeñas
cantidades y siempre guardar en
refrigeración.