VIGOREXIA 

Resulta extremadamente curioso observar como las patologías mentales evolucionan y se transforman a lo largo del tiempo, haciéndose sensibles a todos los cambios socioculturales que tengan lugar. La prevalencia de las enfermedades está absolutamente asociada a un entorno concreto y a una época determinada. De este modo se explica la aparición de un nuevo trastorno, la vigorexia, que nace en el seno de una sociedad competitiva donde el culto a la imagen ha adquirido prácticamente la categoría de religión. El término vigorexia, acuñado por el psiquiatra Harrison G. Pope del Hospital McLean (Belmont, EE.UU) define un desorden emocional consistente en la percepción distorsionada de las características físicas, de modo similar a como sucede con la anorexia, pero a la inversa. La persona afectada de vigorexia siempre se ve enclenque, nunca está lo bastante musculada, lo que le lleva a realizar pesas de forma compulsiva, hasta que su cuerpo alcanza desproporciones grotescas. Las personas afectadas por este trastorno pasan horas en el gimnasio, que convierten en su segunda casa, son esclavos del espejo y la báscula. De igual modo que la anoréxica asocia belleza a delgadez en este caso se produce una simplificación similar, se asocia belleza a cantidad de masa muscular. Su vida entera gira entorno al cuidado de su cuerpo, la dieta se regula de forma minuciosa, se eliminan las grasas y se consumen proteínas en exceso, lo que lleva al hígado a desempeñar un trabajo extra. La vigorexia causa problemas físicos y estéticos: desproporción entre cuerpo y cabeza, problemas óseos y articulares debido al peso extra que tiene que soportar el esqueleto, falta de agilidad y acortamiento de músculos y tendones.

La situación se agrava cuando se une el consumo de esteroides y anabolizantes con el fin de conseguir "mejores resultados". El consumo de estas sustancias aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, lesiones hepáticas, disfunciones eréctiles, disminución del tamaño de los testículos y mayor propensión a padecer cáncer de próstata.

No es fácil diagnosticar esta enfermedad, puesto que los criterios aun no son claros al tratarse de un trastorno de reciente aparición que aún no ha sido reconocido como enfermedad por la comunidad médica internacional.  

EL ALMANAQUE   PSICOLOGÍA - PSICOANÁLISIS

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