Por Miguel Angel Ruiz

 Carl Gustav Jung

 Biografía:

Carl Gustav Jung nació el 26 de julio de 1875 en Kesswil, Junto al lago de Constanza, en Suiza. Hijo de un pastor protestante y una culta ama de casa, su infancia transcurrió en un entorno rural casi bucólico, aunque en su casa disponía de una interesante biblioteca de teología y filosofía que leyó con avidez. Su madre le incentivó también la lectura de Goethe y otros autores. Pese a tener siete hermanos,  vivió su infancia como un niño bastante solitario, con una fuerte inclinación hacia el sueño y la fantasía. Esta actitud marcaría el resto de su vida y obra. 

Más adelante, al iniciar sus estudios superiores, enlazó ese interés por la lectura filosófica abordando autores como Kant, Nietzsche y Schopenhauer.

Jung estudió medicina en Basilea desde 1895 a 1900, especializándose en psiquiatría en Zurich. Elaboró su tesis de doctorado “sobre la psicología y patología de los llamados fenómenos ocultos”, en base a un material que surgió de la actividad mediumnística de su prima Helene Preimswerk, a cuyas sesiones de espiritismo acudió entre 1895 y 1899. En esta primera obra ya se mostraba el germen de sus ideas centrales de su psicología analítica: el inconsciente colectivo, la psicología de los complejos, los arquetipos o la individuación entre otros.

            Después de ello, Jung realizó durante un semestre estudios en la Sapêtrière, bajo la dirección de Pierre Janet, y tras su regreso inició junto a Riklin las investigaciones con las asociaciones de palabras, lo que le sirvió para su habilitación como especialista en psiquiatría.

Dio también cursos sobre hipnosis, método que utilizó, junto a la asociación de palabras, para la detección y toma de conciencia de los complejos en sus pacientes. Finalmente renunció al método hipnótico por considerar que se obraba a ciegas, ya que nunca se podía saber cuánto iba a durar un proceso o una convalecencia.

En definitiva, a finalizar sus estudios de medicina poseía profundos conocimientos en biología, paleontología y arqueología. Dejó esta última carrera a partir de un sueño que tuvo.

En 1907 conoció personalmente a Freud, después de un período de correspondencia. La relación entre ambos llegó a ser muy estrecha, Freud llegó a considerar a Jung como su propio hijo y le trataba como tal.

La carrera de Jung fue en rápido ascenso hasta barajarse en 1910 su nombramiento como presidente vitalicio de la Asociación Internacional de Psicoanálisis. Este hecho supuso la división de la escuela psicoanalítica con la secesión de Adler, Steckel y otros autores relevantes, que fundaron por su cuenta la escuela de psicología individual dedicada al psicoanálisis libre.

La relación entre Jung y Freud se rompió completamente en 1913, debido a divergencias claras en sus posturas teóricas, aunque hay varios hechos de índole personal que propiciaron este hecho (La peculiar relación entre Jung y Freud será descrita con mayor detalle en futuras entregas de esta monografía).

Desde la ruptura con Freud hasta 1917, Jung se dedicó a superar una neurosis creativa, dedicando todos sus esfuerzos a conceptualizar los fenómenos psicológicos que había experimentado y que estuvieron a punto de quebrar su salud mental.  Durante este período escribió su mítico “libro rojo” que nunca ha visto la luz pública, salvo algunos fragmentos manuscritos que distribuyó de forma manuscrita entre algunos de sus amigos. Escribió a mano más de 1300 páginas, algunas ilustradas por él mismo. Durante este período perfiló el camino de la individuación que llegaría a ser el núcleo de su método terapéutico.

Hasta 1921 hizo un esfuerzo por ordenar y otorgar coherencia a sus vivencias, buscando un lenguaje apropiado para comunicarlas a la comunidad científica. Por otra parte también adquirió profundos conocimientos acerca de la historia, la mitología y la cultura de países como México, la India y Kenia en colaboración con Kerensky. Su obra “tipos psicológicos” es un buen testigo de su pensamiento durante ese período, de ella salieron tipos tan conocidos y aceptados actualmente como los de introversión y extroversión.

 La década posterior a la Primera Guerra Mundial sirvió a Jung para perfilar la primera versión de su doctrina, donde el inconsciente colectivo y los arquetipos (definidos como complejos del inconsciente colectivo) cobran el máximo protagonismo.  

            En 1926, Jung toma contacto con la alquimia a través de manuscritos taoístas, lo que supone un paso más en el desarrollo de su cuerpo teórico. Curiosamente descubrió en esta disciplina mística la más auténtica y mejor salida a sus inquietudes personales y científicas. Durante ese período hasta 1956, escribió gran parte de su obra, consolidándose en su protagonismo las ideas de arquetipo e inconsciente colectivo en más de quince libros.

            A partir de 1957, Jung trabajó con Aniela Jaffé en su propia biografía, redactando también algunos ensayos que todavía no han sido traducidos al castellano. Tras una vida intensa y productiva, falleció a los 85 años de edad en su casa de Küsnacht (Zurich), el 6 de junio de 1961, estando depositadas sus cenizas en el cementerio de esa ciudad, en el panteón que él mismo había diseñado.

            La mayor parte de las aportaciones jungianas han sido tachadas de oscuras, complicadas, arbitrarias, místicas, dogmáticas y carentes de soporte metodológico. Si bien en algún caso pueden valorarse estas opiniones del cuerpo científico, no puede olvidarse lo creativo e innovador de las ideas de Jung y su importancia definitiva en el desarrollo de una teoría de la simbolización. Sus métodos de trabajo fueron el análisis fenomenológico y el histórico-comparativo, tratando de sacar a la luz el sentido último de muchos aspectos de la conducta y la cultura humana.  

 

JUNG (III)

La Relación entre Jung y Freud 

Durante sus estudios universitarios, Jung leyó “la interpretación de los sueños” de Freud y comprendió que en aquel libro contenía ideas de gran importancia que además conectaban con sus intereses. Este hecho propició que le enviase a Freud, en 1906 sus “Estudios diagnósticos sobre la asociación”, abriendo la correspondencia entre ambos. Poco después le envió también “La psicología de la demencia precoz”, en la que mostraba un claro compromiso con las ideas psicoanalíticas. Finalmente Freud le invitó a acudir a Viena el 3 de marzo de 1907.

            Existía un interés mutuo en establecer una relación, puesto que Jung había trabajado con pacientes psicóticos y mostraba un gran interés por la esquizofrenia, mientras que Freud había trabajado con pacientes neuróticos, especializándose en los trastornos histéricos. El hecho de conocerse suponía para ambos una posibilidad para ampliar sus horizontes, claro que a la larga podía facilitar la confrontación entre ambos.

            Al principio su relación fue especialmente intensa, Freud acogió a Jung como a un hijo, de hecho era veinte años mayor que éste. Freud buscaba una persona joven y no judía para liderar su asociación, puesto que él y Adler eran judíos, agregar cada vez más miembros judíos podría suponer un importante obstáculo para el pensamiento psicoanalítico. El resto de judíos vieneses no compartían esta idea con Freud, por eso se opusieron casi en su mayoría al nombramiento de Jung como presidente. Jung no se tomó demasiado en serio el cargo de presidente, mientras la relación entre él y Freud se iba enfriando.

            Finalmente surgieron las diferencias entre ambos, el primer punto de divergencia radica en que Jung atribuyó más importancia al presente que al pasado en la producción de las neurosis. En este sentido Jung se parecería más a los gestaltistas y Freud a los conductistas. Jung insistía también en la importancia del futuro, la potencialidad de las personas, sus metas e intenciones.

            Como puede suponerse, éstas perspectivas distintas son decisivas para el tipo de terapia a utilizar, el paciente jungiano no es tan pasivo o recipiente de influencias ambientales, su papel es más activo. Jung fue un poco más allá que Freud al interpretar los disturbios mentales y emocionales como una tentativa de hallar la integridad personal y espiritual. Freud, por su parte, consideraba que la terapia de Jung era demasiado sacerdotal, exhortante y con demasiadas apelaciones moralistas a la voluntad.

            Otro punto de vital importancia en su distanciamiento era la modificación de Jung relativa a la líbido. Lo que para Freud era energía sexual, para Jung era sencillamente energía vital, una energía que tomaba distintas formas según las exigencias momentáneas del organismo (alimento, sexo, eliminación, etc.).

            No menos importante es la modificación del inconsciente freudiano con una de sus aportaciones más importantes: el inconsciente colectivo, ubicado en un nivel más profundo que el inconsciente, donde se hallarían las experiencias acumuladas por la especie humana a lo largo de los tiempos. Éstas serían llamadas arquetipos, que tienen algo de símbolos y algo de predisposición a una actuación determinada, con esta idea Jung mostraba los tintes innatistas de su cuerpo teórico.

EL ALMANAQUE   PSICOLOGÍA - PSICOANÁLISIS

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