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PSICOANÁLISIS
Tu
palabra, tu decir cuenta. Papá cuéntame otra vez esa historia tan bonita...Ismael Serrano
Historias, lazos de vida que heredamos. Postales de la memoria. Somos herederos de historias de padres, y abuelos. Los argentinos tenemos esa cosa de la herencia inmigrante. Esa cosa se diluye porque el hoy parece carecer de memoria. Parece y padece de un olvido compulsivo, como convulsiva fue la derrota de mayos pasados. Lo que alguien transmite a los suyos son historias de vida. Paisajes, diversiones, arenas de playa, nieves, hielo que cubren ríos en tierras lejanas. Como lejano vuelan los sueños de aquel que escucha. Hay formas de contar y de escribir, la oxidada técnica. La otra, la que viene desde el sentir. Lo bonito de escuchar las historias de nuestros antecesores es que nos crecen alas para sobrevolar lugares jamás pensados, y nos podemos inmiscuir en Otros mundos posibles, los del deseo de ese Otro. Si escuchas a ese Otro apreciaras, entre flores esperanzas, tanto amor por el vivir que un mal día se trunco. Amen esos deseos. Historias que te cuentan tus seres mayores queridos. Historias cubiertas de telarañas que abren la cabeza e introducen deseos sepultados. Máxime en estos
tiempos donde lo joven parece y padece ser lo viejo. Lo joven en la actualidad ya no es el cambio. Lo joven es una palabra a rescatar del olvido. Todos fuimos jóvenes. Algunos hicieron de lo joven amor con errores, otros no hicieron nada. Aun es tiempo de ser joven, no importa la edad. Rescatar lo joven que se hunde. Una juventud que hoy es lo viejo y que nos pide auxilio, y porque algún día se fue joven, y porque algún día lo joven fue cambio. Una juventud sedienta de historias que hablen del corazón y de besos. Ahora es tiempo de mirar mas allá del horizonte. Un poeta dijo: “Un día la nieve echara abajo tu puerta”. Un día la nieve echara abajo tu puerta que conserva mentiras, puerta conservadora, y ese día sentirás. Un día la vida va a tirar abajo la puerta que encierra tu vida. Un día escuchaste historias de estrellas remotas jamás alcanzadas. El cambio es una historia bonita, un sinfín, un prender la luz. Un no quedar solo/a. Las historias de vida que nos cuentan nuestros queridos son raíces. Soplaran vientos fuertes a lo largo de la vida, la cuestión es no traicionar. Traicionar es desolador, el traidor queda solo un buen día. El traidor se traiciona a si mismo. El traidor no trae lo nuevo, solo huye sin pasado y sin futuro. El traidor cree, y en ocasiones es un creyente converso, que TIENE el presente en sus manos. El traidor nada quiere saber del pasado y del futuro. El traidor del vivir es un con-verso, un verso que se rinde ante el invivir. El traidor no nada, flota entre maldiciones. El que cuenta historias de vida a sus hijos o nietos, no sabe cuanta vida transmite. Para contar historias de vida hay que hablar de paisajes, de libertad, de picardías, de luchas pequeñas y/o grandiosas, de muertes, de hazañas, del calor de un hogar, de broncas, de derrotas, de miedos, de tantas lluvias dulces donde tu pequeño quehacer parecía subvertir el malestar. Que hacer?. Bienvenida sea tu palabra acallada. Como diría Machado: Hoy es siempre todavía. La vida es un laberinto. Hoy tu palabra, tu
decir, podrá ser mañana. Un mañana que re-quiere empezar a
sincerarse. Sincerarse es abrirse. Sincerarse es sin
cerrarse. A la vida le sienta
bien sincerarse, que es un decir palabras encerradas. Certezas
de algún mayo, mayor. Y con la certeza de que un vivir
diferente es posible, aunque aun tenga que llover. Tal vez
ya sea tiempo de ensillar, porque mañana podrá ser tarde. Tu palabra cuenta, ¿y cuanto va del des-cuento?.
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