ROSA1.gif (4563 bytes)    La Poes�a

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RETRATO

       Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte a�os en tierra de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
       Ni un seductor Ma�ara, ni un Bradom�n he sido
-ya conoc�is mi torpe ali�o indumentario-,
mas recib� la flecha que me asign� Cupido,
y am� cuanto ellas puedan tener de hospitalario.
       Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, m�s que un hombre al uso que sabe de su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.
       Adoro la hermosura, y en la moderna est�tica
cort� las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosm�tica,
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.
        Desde�o las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.
       �Soy cl�sico o rom�ntico? No s�. Dejar quisiera
mi verso, como deja el capit�n su espada;
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.
        Converso con el hombre que siempre va conmigo
.-quien habla solo espera hablar a Dios un d�a-:
mi soliloquio es pl�tica con este buen amigo
que me ense�� el secreto de la filantrop�a.
        Y al cabo, nada os debo; deb�isme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansi�n que habito,
el pan que me alimenta y el lecho donde yago.
      
Y cuando llegue el d�a del �ltimo viaje,
y est� al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontrar�is a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.

Antonio Machado (1875-1939)