ROSA1.gif (4563 bytes)    La Poes�a

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ACEITUNEROS

         Andaluces de Ja�n,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: �qui�n,
qui�n levant� los olivos?
         No los levant� la nada,
ni el dinero, ni el se�or,
sino la tierra callada,
el trabajo y el sudor.
        Unidos al agua pura
y a los planetas unidos,
los tres dieron la hermosura
de los troncos retorcidos.
         Lev�ntate, olivo cano,
dijeron al pie del viento.
Y el olivo alz� una mano
poderosa de cimiento.
        Andaluces de Ja�n,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: �qui�n,
amamant� los olivos?
        Vuestra sangre, vuestra vida
no la del explotador
que se enriqueci� en la herida
generosa del sudor.
        No la del terrateniente
que os sepult� en la pobreza,
que os pisote� la frente,
que os redujo la cabeza.
        �rboles que vuestro af�n
consagr� al centro del d�a
eran principio de un pan
que s�lo el otro com�a.
       �Cu�ntos siglos de aceituna
los pies y las manos presos,
sol a sol, luna a luna,
pesan sobre vuestros huesos!
       Andaluces de Ja�n,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: �de qui�n,
de qui�n son estos olivos?
       Ja�n, lev�ntate brava
sobre tus piedras lunares,
no vayas a ser esclava
con todos tus olivares.
        Dentro de la claridad
del aceite y sus aromas,
indican tu libertad
la libertad de tus lomas.

Miguel Hern�ndez (1910-1942)