MITO
Nunca los valores se sostienen solos. Los mitos son los
arcones sagrados en que se guardan estos preciosos tesoros.
Del mismo modo que no sirven para nada las arcas vacías, y
si alguien se alza con un tesoro se lo lleva con arca y
todo, así ocurre con los mitos: ningún pueblo guarda ni
cultiva mitos vacíos. Con el mito va el tesoro de doctrina,
en él están contenidas las verdades con que se sustenta el
pueblo. Por eso, si hay que llegar al fondo de la definición
del mito, tendríamos que decir no sólo que es un relato con
anclajes en la realidad (aunque a veces cuesta mucho
descubrirlos), sino que es sobre todo la plasmación de unos
valores y de unas virtudes valiosas, en personajes vivos y
en secuencias de su vida.
Tenemos la buena y santa costumbre de ponerles nombres
griegos a las cosas para ennoblecerlas. Así tenemos las
historias, narraciones, relatos, cuentos, leyendas y mitos
respecto a hechos antiquísimos. Objetivamente todo es lo
mismo, porque en cualquier caso se trata de cosas conocidas
por transmisión oral, y cualquiera de estas denominaciones
les servirían. Pero hemos reservado la palabra historia (en
singular) para referirnos a cosas bien documentadas,
producto de la investigación; las de relatos cuentos y
narraciones para los productos de la imaginación; la de
leyendas para la narración de sucesos fabulosos transmitidos
por tradición como si fuesen históricos; y el nombre de
mitos para las leyendas que constituyen símbolos de carácter
religioso. Su derivado mitología, que denomina el conjunto
de narraciones religiosas, nos afianza en el significado de
la palabra mito. La hemos obtenido del griego muqoV (mýzos),
cuyo significado es muy extenso.
Parece que en principio significa palabra exprimida,
condensada, y a partir de ahí derivan los demás
significados, desde el discurso, el oráculo y la reflexión,
hasta el cuento, la fábula, la leyenda y el mito. El verbo
muqew (myzéo) nos ayuda a centrar aún más el mito; se
usa mayormente en voz media (muqeomai /myzéomai):
significa hablar, conversar, contar, designar, nombrar,
anunciar, mandar, hablar consigo mismo, deliberar consigo
mismo.
Está claro, pues, que el contenido del mito es aquello que
se cuenta, que se dice. Los griegos formaron las palabras
mitología y mitológico, pero no con el mismo significado que
tiene para nosotros. Muqologia (Myzologuía) podía ser
eventualmente mitología, pero en todo caso sin apartarse de
su significado común, que era el de narración fabulosa,
cuento, y de ahí, historia o estudio de cosas fabulosas.
Muqologew (myzologuéo) y Muqologeuw (myzologuéuo),
derivado directamente de Muqologia (Myzologuía),
sigue en la misma línea de sgnificado de contar, explicar,
fantasear.
Y
mitológico (muqologikoV / myzologuikós) llamaban los
griegos al que tenía habilidad componiendo fábulas. No
tenía, pues, el mismo significado que para nosotros. Es que
finalmente, del mismo modo que en nuestra infancia nos han
poblado la mente de cuentos, porque son el mejor vehículo de
transmisión de ideas, de valores, de posicionamientos de
vida, así también en la medida en que aceptamos ser niños,
en las cosas en que no tocamos fondo, a cuyo final sabemos
que nunca llegaremos, más nos conviene movernos en el ámbito
del mito, que en el de la nada.
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