El diccionario define la roña
como sarna del ganado lanar por una parte; como enfermedad
parasitaria de diversas especies vegetales por otra; y como sarna
también de las personas. La peculiaridad más notable de esta palabra
es que se le han dado dos aplicaciones humanas a cuál más original: el
de suciedad fuertemente adherida al cuerpo en cuestión de higiene física,
y el de avaricia o mezquindad en el plano de la higiene moral.
Seguramente el llamar roñoso al que se muestra especialmente
mezquino con los demás, debe responder al mismo recurso metafórico por
el que llamamos cerdo al que se comporta de manera abusiva y
pisotea sin contemplaciones los intereses y los derechos ajenos.
Creen los lexicólogos que la palabra roña
procede de aránea (araña), que ya en el latín tardío empezó
a usarse para denominar las herpes, alguna de cuyas manifestaciones se
acerca a las de la sarna. Como es un tanto audaz este salto,
indican que pudo intervenir en la formación de esta palabra la
influencia de rúbea o robigo (nombre que se dio a algunas
formas vegetales de la roña). Se apunta también al verbo arare
(arar) como origen de la palabra roña, por eso de dejar la
piel como un campo arado. Son apuntes para intuir, más que para conocer
el origen de esta palabra.
Pero tal como hay dificultades
insalvables para descubrir su origen léxico, no ocurre lo mismo con
respecto a la evolución de su significado. Desde que la lengua latina
se iba jaspeando de palabras romances, aparece ya desarrollada la
palabra roña en sus diversas variantes, con los significados
tanto sanitarios como morales en que se ha ampliado. Desde el siglo XIII
los códices usan este término para referirse a diversas impurezas
tanto materiales como morales: se relaciona al diablo con la roña e
inmundicia moral; al pueblo llano, sin nobleza, se le llama "roña"
(obsérvese que está en consonancia con el valor despectivo que se da
al villano, que no ha cometido más indignidad que ser habitante de la
villa). Se llama roñoso al inmoral.
Quizá lo más importante en la
exploración del origen y evolución de esta palabra es la asociación
directa que se ha establecido entre la roña y las demás
enfermedades cutáneas con la suciedad. Por el aspecto que le dan a la
piel esas enfermedades, parece inevitable esa relación. Pero es que
sigue llamándose roña a la suciedad adherida fuertemente a la
piel, como si esa fuese el inicio de la enfermedad y a partir de ahí
evolucionase a formas más agudas.
Y hay más: de la misma manera que la roña-suciedad
se previene y remedia con agua y jabón, se da por supuesto que sus
formas evolucionadas se deben prevenir y curar con el mismo remedio. Esa
es la creencia popular. Ya los romanos pudieron constatar que la
proliferación de los baños hizo remitir de forma espectacular las
enfermedades cutáneas; y luego, cuando remitieron los baños, volvió
la arremetida de la roña y demás enfermedades que nacen de la
falta de higiene. Hasta llegar a la época actual, caracterizada por un
nivel de limpieza que tiende a la asepsia y que sabe bien poco de esas
enfermedades.