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EL ALMANAQUE DE LA MEDICINA Y LA SALUD

El Agraciado por Venus

Son muchas las leyendas en torno a la preciosa Venus. La mitología romana nos muestra a Venus como la diosa de los jardines y de los campos. Afrodita, nombre que recibe la divinidad en la mitología griega, era para los helenos la diosa del amor y de la belleza. Así es que en el mundo clásico, la madre de Cupido, era una de las diosas más atractivas y hermosas.

Desde muy pronto se asoció a Venus con las rosas y el mirto. Cuenta uno de sus muchos mitos que un día mientras se estaba secando en la playa después de haberse dado un baño, aparecieron por allí unos sátiros con intenciones no muy "decentes". Ante el acoso, la bella diosa se escondió detrás de un seto de mirtos, pudiéndose librar de la persecución. Gracias al "servicio" prestado por el mirto, Venus le otorgó el agradable perfume que lo caracteriza. El paso del tiempo lo convirtió en símbolo de belleza, paz y amor.

El mirto o arrayán, es un arbusto típico del litoral mediterráneo que pertenece a la familia de las Mirtáceas y que posee bayas de color negro azulado y aromáticas flores blancas. Y sea por la leyenda ahora mencionada, o por otras, lo cierto es que tanto romanos como especialmente griegos le atribuyeron cualidades prácticamente milagrosas. Precisamente se cree que fueron los macedonios los que descubrieron las primeras aplicaciones cosméticas y terapéuticas del mirto.