AMADOR

Es éste un hermoso nombre, nacido en nuestra propia lengua. No necesitamos recurrir ni al latín ni al griego ni al hebreo ni al germánico para entender su significado. Amador es aquel que ama, aquel que se distingue porque en todo lo que hace hay amor, aquel que se caracteriza por cultivar la más excelsa virtud, la que más en positivo distingue a la especie humana de los demás animales. En torno a este don extraordinario se han formado también otros nombres: Amancio, Amando, Amado, Amor, Amable y el compuesto Amadeo. En versión griega tenemos Teófilo con el mismo significado que Amadeo (el que ama a Dios, o el amado de Dios); Agapito, Erasmo, Erasma, Erasto, Filomena y Filomeno con los significados de Amado y Amada.

San Amador fue un noble francés del Auxerrois, Francia. Nació a mediados del siglo IV, en pleno proceso de cristianización de aquellas tierras. Se distinguió por su inclinación a la vida religiosa, por lo que habiendo sido obligado por la familia a contraer matrimonio, pactó con su esposa Marta, fuertemente inclinada también a la contemplación, que cada uno ingresaría en el monasterio en que mejor pudiera dedicar su vida a Dios. Fue ordenado primero subdiácono, es decir que empezó desde lo más humilde. Pero resplandeció de tal manera en el monasterio, que se fue convirtiendo cada vez más en referente de conducta de todos los monjes, hasta que, al quedar vacante la sede episcopal de Auxerre el año 388, tanto el clero como el pueblo lo eligieron obispo, dignidad que tuvo que aceptar a pesar de que su humildad le hacía considerarse indigno. Se entregó con entusiasmo a la cristianización del campesinado de su diócesis, parte del cual seguía aún en el paganismo. Murió el 418. Su fiesta se celebra el 1º de Mayo.

Tres santos más de este nombre conmemora la Iglesia, por lo que además del 1º de mayo, pueden celebrar su onomástica los que se llaman Amador, el 30 de abril (S. Amador mártir, que murió junto con S. Luis y S. Pedro monge), el 5 de mayo, antes el 20 de agosto (S. Amador ermitaño francés del siglo III, que vivió cerca de Quercy junto a una capilla dedicada a la Virgen) y el 26 de noviembre (S. Amador obispo de Autun).

También en la geografía ha dejado su bello rastro este nombre: se llaman Amador unas pequeñas islas del Brasil, en el Estado de Pará; y en los Estados Unidos de América, en California, está la comarca de Amador, de 2852 kilómetros cuadrados de extensión, rica en minerales, entre los ríos Consumes y Mokelumne.

Si hay nombres que arrastran, que ejercen su poder sobre los que lo llevan, éste es uno de esos. Es difícil llamarse Amador y no serlo. Es imposible pronunciar este nombre o escucharlo, sin que la idea de amor cruce nuestra mente, sobre todo si es la persona amada la que lo pronuncia. Es una suerte tener un nombre que está sobre ti como un centinela cuidando que nunca te abandones en lo que más embellece al hombre: en el amor. ¡Felicidades!

Copyrigth EL ALMANAQUE  todos los derechos reservados.