ENFERMEDAD
Siguiendo en el análisis de las diferencias esenciales entre las especies sometidas a
explotación y las que viven en libertad, la enfermedad es una característica que
nos distingue. En todos los mitos que sitúan el origen del hombre en un paraíso, no
estaba sometido éste ni a la enfermedad ni a la muerte. No era nada difícil mitificar la
realidad de los animales cuyo hábitat es la naturaleza. En efecto, éstos no viven ni su
enfermedad ni su muerte. A los enfermos, su propia condición los convierte en la parte
preferente del tributo que la especie inferior (la que es devorada) debe pagar a la
especie superior (la que devora). Ni los individuos ni el grupo tienen una vivencia de la
enfermedad, porque ésta nunca llega a ser un estado.
De in más firmus, se forma la palabra infirmus,
cuyo significado es obvio: el prefijo in modifica, negándolo, el valor de firmus,
que significa firme, sólido, robusto (al que se opone frecuentemente imbecillus,
además de infirmus). No firme (en sentido físico y moral) endeble, débil,
enfermo, enfermizo, apocado, tímido, débil de carácter, pusilánime, pobre de espíritu
es, pues, el significado resultante de infirmus. Es interesante hacer notar que
para denominar la enfermedad, el latín prefiere usar la palabra aegritudo o aegrimonia,
que significa tristeza, melancolía, dolor, enfermedad. Es decir que aegritudo
define preferentemente el estado de ánimo, e infirmitas el estado del cuerpo.
La primera consecuencia de que la especie humana se haya salido de la cadena ecológica
y no tenga por tanto devorador que la vaya desgastando, es que tiene que incorporar a su
sistema de vida y al de las otras especies que explota, el estado de enfermedad,
entendida ésta con su valor de uso y también como falta de firmeza. Y no sólo eso, sino
que en general la propia debilidad de la especie es la clave de su explotación, porque es
imposible la dominación sin algún tipo de debilitamiento del dominado. El buey se
explota mucho mejor que el toro.
Y como esto es irreversible, no queda otro camino que hacer de necesidad, virtud. La
humanidad asume su condición de especie sometida, con todos los tributos que corresponde
pagar por esa condición, la enfermedad entre ellos. Desde hace dos mil años ganan
terreno las doctrinas que enseñan al hombre a asumir su debilidad y a adaptarse a ella; y
avanzan los recursos para hacerla más llevadera e incluso confortable. En paralelo a
estas doctrinas, se practica, que no se predica, una especie de imitación de la
naturaleza en cuanto al sometimiento de la especie a constante desgaste. Es la guerra.
Recién venido el hombre de la Naturaleza, echaba en falta el desgaste vegetativo, por lo
que su forma de vida fue el esfuerzo constante por vivir el grupo humano que se
consideraba superior en fuerza, del grupo al que consideraba inferior. En esta forma de
vida, la debilidad estaba descartada. Desde la debilidad sólo se podía aspirar a ser
devorado. Por eso, tanto los individuos como los grupos, rendían culto a la fuerza y a su
aplicación práctica: la violencia. Nunca falta quien considere que ésta es la mejor
opción.
Mariano Arnal
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