¡ Mándame una postal que estoy malito ! |
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¿Quién no ha recibido de pequeño una carta con una peseta? Si no mandabas 10 copias de esa carta con otra peseta te pasarían todo tipo de desgracias. La adaptación a la era de internet de esa carta piojosa con la peseta es prácticamente igual pero, obviamente, sin la peseta adjuntada. También todos habréis oido hablar de un niño que tiene cáncer terminal y que su última voluntad es recibir postales de todas partes del mundo. Esta es una historia que se ha llegado a dar en la realidad: Craig Shergold era un niño al que se le diagnosticó cáncer terminal. Él declaró a un periódico de su localidad natal que le encantaría recibir postales deseándole una pronta recuperación de todos sus amigos. Como a los periodistas todo lo que sea lágrima fácil les encanta, pronto sucedió lo siguiente: |
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-Craig aparece en el Libro
Guinness de los Récords de 1992 con una colección de 32 millones de
postales. (esta categoría acabó porque se eliminó del Libro Guinness
para evitar casos similares).
-Craig fue operado con éxito de su tumor en 1991, que se encuentra perfectamente bien y en la actualidad tiene 19 años. -Craig sigue recibiendo varias sacas de correspondencia al día. -La correspondencia va directamente a una planta de reciclaje de papel o a coleccionistas. -La oficina de correos de su pequeña ciudad no está tan contenta con el resultado de la petición de Craig. Tres personas a tiempo completo se ocupan únicamente de recibir y distribuir la correspondencia que le llega a Craig (¿buena solución al paro?). -A pesar de todos los intentos que se han hecho para detener esta locura, Craig seguirá recibiendo postales hasta el día en que muera (esperamos que de viejo) y seguro que sus nietos seguirán leyendo postales. |
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Lo más triste de este tipo de historias es que varios voluntarios de organizaciones contra el cáncer se han visto muchas veces empujados a trabajar colocando postalitas para niños que ni siquiera existían. Así que si se te promete sexo sin fin con 100 valkirias a cambio de mandar una postal a un lituano que se rompió un brazo te damos dos consejos: desconfía y no des el coñazo con postalitas. |
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