Un loro de ida y vuelta
 

Aségurate que tu perro no ha desenterrado lo que trae en la boca antes de reponerlo en su lugar.

Seguro que ya has escuchado esta historia, porque le pasó a la mejor amiga de la mujer del primo segundo de la señora que tuvo un pequeño problemilla con su yorkshire en el aeropuerto.

No te apresures en afirmar que a tí nunca te pasará algo parecido porque tu perrito está muy bien educado, ya que todos los que hemos tenido perro sabemos que de vez en cuando, por muy bien educados que estén, te acaban jugando una mala pasada con alguna de sus tonterías, al fin y al cabo no son más que animales y tienen que hacer sus animaladas.

Por supuesto, no es mala idea adoptarla como táctica en caso de que tu vecina tenga un loro, animal molesto donde los haya, que no pare de silbar y de gritar a todas horas: ¡Lorito real! ¡Lorito bonito! ¡ A callar!. Si no dispones de rifle de mira telescópica para deshacerte de él sin dejar pruebas, suéltale al perro y luego, con tu mejor cara de pena, pide disculpas.

 
El protagonista de la historia apareció má o menos de esta manera.

La historia de la señora es la siguiente:

Ella vive en un chalé, y la vecina de al lado era la afortunada poseedora de un loro que estaba todo el día dando la tabarra con sus gritos y silbidos, y encima la familia propietaria le reía las gracias porque era muy divertido y curioso que el puñetero lorito hablara. Quizás si el loro solamente hablara podría ser hasta gracioso, pero cuando lo único que hace es silbar como un albañil desde un cuarto piso cuando pasa una jamona por la calle, y gritar a todo volumen cosas difícilmente identificables en cualquier idioma humano, la cosa pasa a no hacer ni pizca de gracia...No hemos visto a nadie que, a las cuatro de la tarde y en plena siesta se levante sobresaltado por un ruido espantoso y luego, al caer en la cuenta, con una sonrisa en la boca exclame: "Ja, ja ,ja.¡Pero si ha sido el precioso loro de la vecinita que está practicando su recién aprendido himno del Real Madrid!¡Y yo me lo iba a perder durmiendo!"

El caso es que un buen día mi amiga se encontró con que su perro traía en la boca el dichoso loro. Muerto, claro, porque es cuando se dio realmente cuenta de que era un buen día.Recriminó al perro su fea acción, pero tras darle unas galletitas de premio, pensó que a la vecina no iba a hacerle mucha gracia la noticia.

No sabiendo como explicárselo, no se le ocurrió otra cosa que saltar la tapia que separaba ambos chalés y volver a meter al fiambre de loro dentro de su jaula, que colgaba vacía de la pared de su amiga. Al llegar su vecina a casa después de unos días se dirigió a ella con aire apesadumbrado. -Tía, estoy asustadísima. ¿Y eso?, inquirió mi amiga, mosca. -Es que fíjate, la semana pasada se me murió el pobre Eustaquio, ya sabes, mi lorito, y lo enterramos al lado de aquel árbol... Y hoy llego y ...¡Ahí está otra vez, tieso en su jaula!.

FICHA RESUMEN DE ESTA LEYENDA URBANA
ORIGEN DE LA LEYENDA: La difundió la ONG "Muerte al loro del vecino", para intentar disminuir la población de loros de España sin tener represalias.

POSIBLES VÍCTIMAS: Todos los poseedores de loros habladores y/o silbadores y sus vecinos.

CREDIBILIDAD: Desconocida, pero seguro que más de uno está rezando para que resulte cierta y así reunir fuerzas para deshacerse del loro de al lado.

MUTACIONES DE LA LEYENDA: Con Hamster ventrílocuos, gatos excesivamente ruidosos y pececitos de colores secuestrados por tu minino.

OBJETIVO: Conseguir que te armes de valor y decidas asesinar por la espalda, con nocturnidad y alevosía, al loro del piso de al lado.