SENTIMIENTOS
De la misma manera
que para averiguar cu�n distintos somos del resto de los animales
nos preguntamos si ser�n capaces de razonar, y nos respondemos de
inmediato que no, que si nos definimos como animales racionales es
porque eso es precisamente lo que nos caracteriza y distingue de
todos los dem�s, la raz�n; del mismo modo, digo, deber�amos
preguntarnos si los dem�s animales tienen sentimientos. Y la
respuesta aprior�stica vuelve a ser "no". Tenemos la
sensaci�n de que esta es una facultad exclusivamente humana (ni con
el mapa completo del genoma humano podremos averiguar nunca esto).
Creemos que los sentimientos forman parte de la raz�n, la frontera
de la irracionalidad, pero de una irracionalidad peculiarmente
humana. Si queremos entender nuestros sentimientos, tendremos que
compararlos con los suced�neos que en su lugar tienen los dem�s
animales. Es evidente que las madres aman a sus cr�as; pero �es
eso amor? �Podemos decir que tienen respecto a ellas sentimientos
de amor? La respuesta ser� otra vez "no". Lo nuestro no
es ni tan primitivo ni tan predeterminado por la naturaleza. La
tendencia natural, si es que se da, el instinto, es el punto de
partida; pero no el de llegada. Nosotros ponemos mucho m�s de lo
que pone la naturaleza. Es a lo que ponemos de m�s a lo que
llamamos sentimientos.
�Pero qu� son los
sentimientos? �Somos capaces de definirlos? Los fil�sofos han
derramado mucha tinta en su empe�o por descubrir su ra�z. Muchos
han sucumbido a las explicaciones puramente mecanicistas seg�n las
cuales los sentimientos no ser�an m�s que formas s�lo
aparentemente distintas de la sensaci�n. Yo prefiero la reflexi�n
puramente l�xica para intentar acercarme a la naturaleza de los
sentimientos. En el propio origen del verbo sentir est� en
buena parte la causa de que se haya llegado a concebir los
sentimientos. Se trata por empezar de un verbo que naci� para
representar el m�s noble e imprescindible de todos los sentidos: el
del olfato-gusto. Y precisamente por eso, por ser el m�s noble, se
fueron englobando en �l otras sensaciones, como las auditivas y las
t�ctiles. Se trata, pues, de un verbo que est� ya de por s� por
encima de los dem�s sentidos, que los expresa a todos sea conjunta
o indistintamente, con la sola excepci�n de la vista. El sentir
es por tanto algo superior: no es oler o tocar, u o�r o saborear,
sino que est� por encima de cada uno de los sentidos concretos. Por
eso, cuando va creciendo la capacidad sensitiva del hombre, hay que
ponerla necesariamente bajo este lexema, y se crea la palabra sentimiento
como la forma m�s noble de sentir. Al asignarle al alma una
exquisita y variada capacidad sensitiva, se engloba bajo el nombre
de sentimientos todas sus formas de "sentir". Es
una forma anal�gica, una copia de las facultades sensitivas del
cuerpo, trasladadas al alma. Para poder hablar ordenadamente de los
sentimientos se parti� del supuesto conductista del placer y el
dolor como motor de atracci�n el primero, y de repulsi�n el
segundo; es decir que todo aquello que produce placer inspirar�a
sentimientos positivos, y lo que produce dolor, sentimientos
negativos. Kant introdujo la distinci�n entre emociones y pasiones
para poder profundizar en el an�lisis de los sentimientos (la pasi�n
es la menos controlable por la raz�n). En el plano m�s elevado de
los sentimientos, se colocan los ideales.