DÉBIL
A simple vista
hemos de definir débil como contrario de fuerte. Para empezar, no
está mal, pero finalmente será bastante más. Viene del latín débilis,
débile. Por los usos, podemos deducir el valor: en tiempos de
Trajano, a los inválidos se les llamaba débiles. Y miembro
por miembro, persistía el mismo valor: débile crus es la
rodilla débil, la pierna paralizada; débilis lingua, la
lengua torpe, que pronuncia con dificultad. Debílitas membrorum
era la parálisis (literalmente, la debilidad de los miembros); debílitas
pedum, la debilidad de los pies, es decir la gota; debílitas
ánimi, la debilidad del ánimo, es decir la cobardía, la
debilidad de carácter, la pusilanimidad. Está bien claro el cuadro
de significados, con una notable proclividad a la disfunción por
enfermedad. Puede ser que al hablar de sexo débil esté subyacente
una valoración clínica del mismo. Y señalo lo de la disfunción
porque está claro que débilis está formado por hábilis,
precedido del prefijo de (= des-, in-), que expresa
separación, alejamiento, falta o cesación. El significado propio
sería pues, la falta de habilidad o aptitud, la merma en la
capacidad exigible. Así, si hábilis es el que o lo que se
puede tener, débilis será lo que no se puede tener; si hábilis
es lo que sienta bien, lo cómodo, lo ligero, lo apropiado, lo que
va bien para algo, débilis será lo que no sienta bien, lo
incómodo, lo pesado, lo inadecuado, lo que no va bien para algo: hábilis
vigor membris es el vigor que da agilidad a los miembros; corpus
habilíssimum es un cuerpo de excelente constitución; bos
feturae habilis, es la ternera apta para la cría; corpus
habilíssimum, quadratum est, neque grácile neque obesum, decía
Celso, médico de tiempos de Tiberio. Por supuesto que se aplica
este adjetivo a otras cosas, pero es especialmente por ahí por
donde va; de tal manera que débilis aplicado en todos estos
casos significa la negación directa de hábilis. He ahí
pues, que débil es en latín no tanto lo que es flojo, sino aquello
que a causa de su flojera, de su debilidad, no funciona, o lo hace
deficientemente.
Habría que
preguntar a los que forjaron la expresión sexo débil si al
crearla pensaron en las debilidades y achaques inherentes al sexo en
las mujeres, y en el recurso frecuente a estas debilidades (jaquecas
y demás alternativas) justo para eludir la actividad sexual, con lo
que el significado de débil en este caso estaría
perfectamente alineado con los significados latinos más clásicos.
Es posible también que habiendo sido la fuerza física durante toda
la vida de la humanidad (hasta hace cuatro días) el fundamento de
la mayoría de trabajos y actividades, la inferioridad de la mujer
no sólo en cuanto a fuerza física, sino también en cuanto a
oportunidad de ejercerla (la gestación y la crianza son un
frecuente impedimento), hayan sido decisivos a la hora de
denominarla "sexo débil". De todos modos no hay que
retroceder más que unos pocos decenios (menos de diez) para
detectar en la literatura, e incluso en las obras técnicas y de
consulta una carga de prejuicios tremenda, que hoy nos hace
sonrojar. Hoy nos puede parecer una expresión literaria, pero baste
como muestra y anticipo de lo trabajada que estuvo esa convicción,
la antropometría de antropólogos de principios y casi mediados del
siglo XX: "en España el cráneo masculino es un 4’8% mayor
que el femenino; la musculatura de la mujer apenas es más de la
mitad que la del varón... el 84% de los cerebros masculinos están
entre 1250 y 1550 gr., mientras el 91% de los femeninos están entre
1100 y 1450...