ETIMOLOGIAS           

SICARIO

La floreciente industria del crimen ha rehabilitado palabras que habían caído en desuso; una de ellas, la de sicario. Aparece en nuestra lengua en el siglo XV como sinónimo culto de asesino. Pero fue el prurito del periodismo por emplear terminología peculiar, el responsable de la reciente popularización de este cultismo. Nuestros diccionarios la definen como "asesino asalariado". Lo de "asalariado" conviene subrayarlo, porque es parte esencial de la definición y de la percepción del término. Procede del latín sicarius (ac. plural sicarios), que significa asesino, homicida, sicario. La connotación de "asalariado" es una aportación muy posterior, puesto que en latín no va implícita ni en la etimología ni en el uso.

Del sustantivo sica (acaso de secare = cortar), que significa puñal, daga, cuchillo, se formó en latín el nombre de oficio sicarius (la desinencia –arius dio lugar a la española –ero), que implica la profesionalidad del usuario del puñal. Nuestro equivalente, una vez actualizada el arma, es "pistolero". Sicarios etiam omnes vocamus qui caedem telo quocumque commíserint, dice Quintiliano: "Llamamos sicarios a todos los que cometen asesinato con cualquier arma". Es evidente la connotación peyorativa que tuvo ya en Roma este término. En esta misma familia léxica se formaron también el verbo siciliare = segar con la hoz; el sustantivo sicilis = arma (lanza, punta ancha de la lanza), hoz; y sícula = puñal pequeño. La total cercanía con Sicilia y su gentilicio sículus, a (siciliano, a) permitía jugar con el equívoco entre siciliano y sicario.

Lo sorprendente de la resurrección de este término es el aire distinguido que pretende darle al oficio. Para ello se usa el cultismo; que igual que el oculista y el dentista se ennoblecen con las denominaciones más cultas de oftalmólogo y odontólogo, así también el asesino a sueldo se ennoblece con la denominación de sicario. Y se ha popularizado este término precisamente en Colombia, un país donde la anarquía ha dado carta de naturaleza al asesinato.

Ahí la primera causa de muerte es precisamente el asesinato, por encima de cualquier enfermedad y accidente; y la mayor industria legal es la defensa personal, con un presupuesto superior al del ejército y fuerzas de seguridad. Eso es así porque existe la omnipotente economía sumergida del robo, el secuestro y el asesinato, que emplea también a muchos miles de personas. Son buena gente que hacen un trabajo arriesgado y comprometido (el paro es atroz), pero que a cambio alcanzan un nivel de vida digno, superior al que se alcanza dedicándose a cualquier otro oficio. Esos son los sicarios. Son gente tan normal, que se enrolan en el oficio estando aún en el colegio; que siguen los estudios igual que sus compañeros, y que van a misa y a ponerles velas a los santos igual que los demás colombianos; y le rezan a la Virgen de los Sicarios, y se encomiendan a ella para tener éxito y salir sin quebranto de sus trabajos. Dicen que para más inri es la Virgen de las Mercedes, la que tenía por oficio abogar por la redención de los cautivos. He ahí como una nueva situación ha dado vida a una palabra que teníamos olvidada en el diccionario.

Mariano Arnal