EFRÉN

Procede del hebreo Efra, que significa abundante. En su forma plural, Efraím, pasa a significar muy abundante. Efrén es la forma siria de Efraím. Presenta también las formas de Efremio y Efremo. Es un nombre singular, cuyo valor reside en su origen bíblico (la tribu de Efraím), en su bella y singular sonoridad, y en los hombres ilustres que lo llevaron.

San Efrén diácono, llamado el Sirio, fue el más ilustre de los escritores cristianos que produjo Siria. Nació en Nísibe de Mesopotamia, calculan los hagiógrafos que el año 306 o poco más adelante. Sus padres eran cristianos (en plena persecución de Diocleciano) y le educaron en su fe, de manera que Efrén, desde su infancia, se sintió inclinado a la oración y a la soledad. Pasó su primera juventud entregado al estudio y a la oración, en la escuela de Nísibe, bajo la dirección del obispo de esta ciudad, Santiago. Éste, deseoso de potenciar al máximo la formación de su joven discípulo, lo llevó consigo al concilio de Nicea (325). A la vuelta del concilio lo puso al frente de la escuela de Nísibe. Esta ciudad se vio atacada repetidas veces por Sapor II, rey de Persia. Durante el asedio, Efrén fue infatigable ayudando y alentando a los habitantes de la ciudad. Pero finalmente, cuando el emperador Joviano, sucesor de Juliano el Apóstata firmó la paz con los persas, les cedió la ciudad que tan heroicamente habían defendido. Efrén creyó más prudente emigrar con la mayor parte de la población a tierras del Imperio Romano, estableciéndose en Edesa (Siria). Cumplida su misión con la ciudad, Efrén se retiró a un monte cercano, a hacer vida eremítica, dedicándose a la oración, a escribir sus obras y a atender a los discípulos que se pusieron bajo su dirección. Hacia el 370 viajó a Cesarea de Capadocia para conocer al gran san Basilio, obispo de aquella ciudad. Murió el año 373. Su obra fue ingente. Escribió comentarios a todos los libros de la Biblia, que tuvieron una aceptación entusiástica. Se han perdido los originales siríacos, pero se conservan traducciones griegas, armenias, coptas, árabes y etiópicas. Escribió también un volumen de sermones en verso y numerosos himnos litúrgicos y poemas. San Efrén es considerado el mayor poeta siríaco.

Se conmemora este santo el 9 de junio; pero los que llevan este nombre pueden optar tambén por celebrar su onomástica el 1 de febrero (san Efrén obispo y mártir) y el 15 de junio (san Efrén patriarca de Servia y obispo de Ipeck). El año eclesiástico greco-eslavo de Martinov coloca también el 28 de enero a san Efrén arquimandrita, que vivió en el siglo IX en Novotorgen.

En el mundo oriental eslavo el nombre de Efrén es bastante común. Además del patriarca de Antioquía, célebre por su intervención estelar en el concilio de Calcedonia, es célebre Efrén el cronógrafo, que en el siglo XIV escribió una historia de los emperadores de Roma y Constantinopla hasta Miguel paleólogo, en 10.392 versos griegos. En conjunto los grandes hombres que han llevado este nombre se han distinguido por la abundancia de su obra, como si actuaran por el impulso de su propio nombre. Un buen presagio para los que así se llaman. ¡Felicidades!

Copyrigth EL ALMANAQUE  todos los derechos reservados.