ÓSCAR

Hay que dar un rodeo hara llegar a este nombre. Es originario de los pueblos germánicos, formado por la raíz Ans, que es el nombre de una divinidad, y gari, que significa flecha. Su forma primitiva fue Ansgar, de la que se formó la versión latina Ansgarius, escrita también Anskarius, que quedaron recluidas en los libros como formas cultas, mientras la forma popular de este nombre quedó fijada como "Óscar". Dos grandes reyes de Suecia y Noruega llenaron con su prestigio el siglo XIX, lo que contribuyó a popularizar este nombre en toda Europa y América.

San Ansgar, Anskario u Óscar, que de las tres maneras se le conoce, tiene el sobrenombre de Apóstol del Norte. Nació en el norte de Francia, en la región de Picardía, el año 801. Fue admitido siendo muy joven en el monasterio de Korvei, sobre el Weser y allí permaneció preparándose intelectualmente y prosperando en virtud, hasta el año 826 en que fue destinado por Luis el Piadoso para acompañar en su viaje de vuelta a Dinamarca al rey Haroldo, que acababa de abrazar el cristianismo y necesitaba ser instruido en la fe. Expulsado de este país a los dos años por motivos religiosos tras dos años de predicación, volvió de nuevo al norte al año siguiente, fijando su residencia en Suecia, donde continuó la predicación del evangelio. El año 831 fue elevado a la dignidad de arzobispo de Hamburgo, sede creada para dirigir desde ella las misiones del Norte y que el año 847 se trasladaba a Bremen. Consiguió cristianizar Óscar el Schelswig emprendiendo en 852 un segundo viaje de misión a Suecia, extendiendo desde allí su predicación a todos los países eslavos. Murió el año 865 habiendo añadido a la comunión de la Iglesia y a la cultura occidental los pueblos del Norte de Europa.

Pero con ser grande el lustre que dio el santo a este nombre, hubiese dormido el sueño de la historia si no hubiese sido por los dos grandes Óscar que se ganaron el amor de su pueblo y el respeto de toda Europa. Óscar I (1799-1859) rey de Suecia y de Noruega, hijo de Carlos XIV y de Désirée Clary. De talante liberal, fue ferviente defensor de los intereses escandinavos. Consiguió la renuncia del zar a fortificar las islas Äland. Abdicó la corona en su tercer hijo Óscar II (1829-1907), rey también de Suecia y de Noruega. Protegió las ciencias y las artes, y él mismo fue escritor. En 1905 tuvo que aceptar la separación de Suecia y Noruega. Al ofrecerle Noruega la corona tras la separación, la rehusó en nombre propio y de toda la familia Bernadotte. Considerado hábil diplomático, fue requerido para arbitrar en conflictos internacionales delicados, como el de Gran Bretaña, Alemania y EE.UU. respecto a Samoa(1889-1899); o el conflicto angloamericano de Venezuela en 1897.

Los Óscar celebran su onomástica el 3 de febrero. Su nombre suena poderoso en todo el mundo cada año con ocasión de la concesión de la preciada estatuilla llamada Óscar a los mejores de la cinematografía. Los Óscar son un símbolo de calidad y de éxito. Visto el pasado y el presente de este nombre, no es cualquier cosa llamarse Óscar. ¡Felicidades!

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