CRISTINA

Los grandes nombres son irresistibles. Por eso ni los hombres hen querido renunciar a los grandes nombres femeninos (el caso más singular es el de María, que forma parte de nombres masculinos compuestos), ni las mujeres se han resignado a prescindir de los grandes nombres masculinos. Uno de ellos es el de Cristo. La forma femenina Cristina se ha convertido en un nombre con mucha fuerza. Del griego criw (jrío), que significa ungir, se forma cristoV (jristós), que significa "el ungido". La unción era el rito de consagración de los reyes. Decir de alguien que era "el ungido", significaba que había llegado a lo más alto, y que contaba con la protección de Dios. Llamarse Cristina, "la ungida", es proclamar que se ha sido elegida y consagrada para grandes cosas. Ése es el significado del nombre. Un nombre cargado de promesas.

Santa Cristina de Toscana nació a mediados del siglo III en Tur, pueblo situado cerca del lago de Bolsena, desaparecido en una de las inundaciones del lago. Su padre, que se llamaba Urbano, era el prefecto de la ciudad. Cristina, niña aún, era profundamente cristiana gracias a su madre, que la había educado en la fe de Cristo. Cuando tenía la niña 10 años, decidió un buen día trocear los pequeños ídolos de oro de su padre y repartir el oro entre los cristianos pobres. Fue indescriptible la irritación del padre, que como prefecto estaba obligado a velar por las buenas costumbres en la ciudad. Prendió, pues, a su hija y se la entregó al verdugo para que la flagelase y le desgarrase las piernas con garfios de hierro y después de untarla con aceite la echase al fuego. Con la ayuda de Dios salió indemne Cristina. El disgusto y el remordimiento acabaron con la vida de su padre. Pero no fue mejor el sucesor. La hizo asaetear como un San Sebastián. Murió Cristina el año 300, durante el reinado de Diocleciano, que desató una de las mayores persecuciones de los cristianos.

Celebran las Cristinas su onomástica el 24 de julio, en que se conmemora también la muerte de santa Cristina la Admirable (1150-1224). Cuenta la tradición que cuando murió por primera vez, se levantó del ataúd durante el funeral, diciendo que la devolvía Dios al mundo para rezar por las ánimas del purgatorio.

Nombre de reinas y princesas, entre ellas Cristina de Dinamarca, hermana de Carlos V, un prodigio de belleza y de inteligencia. Cristina de Francia, duquesa de Savoya, que al enviudar demostró su gran capacidad de gobierno. Cristina de Sajonia, reina de Escandinavia. Cristina de Suecia, que convirtió este país en pionero de Europa por el cultivo de las ciencias y las letras. Y la reina María Cristina de España, que nos recuerda la canción "María Cristina me quiere gobernar". Tanto por su significado como por las grandes Cristinas que han hecho honor a su nombre, las afortunadas que lo llevan pueden estar satisfechas y seguras de que su virtud ejercerá sobre ellas una influencia positiva que irradiará en todos los que forman parte de su entorno. Es una suerte llamarse Cristina y como tal estar protegida de cualquier mal por el aceite sagrado. ¡Felicidades!

Copyrigth EL ALMANAQUE  todos los derechos reservados.