ESCRIBIR

Hace milenios que se inventó la escritura. No fue nada fácil al principio. La misma palabra era difícil (sgrajw / sgráfo, que significa rascar, desgarrar) pero a medida que se fue suavizando la escritura, se dulcificó también el nombre. Esgrafiar es la palabra que más nos recuerda lo que fue la escritura en sus principios. Es un sistema de decoración de doble capa de distinto color. Con el grafio (punzón) se dibujan los motivos ornamentales, eliminando la capa superior de pintura, estuco, etc, de manera que en las zonas esgrafiadas quede al descubierto la capa inferior de otro color. Así empezó la escritura, con un punzón o estilete. El llegar a la pluma de ganso fue ya un avance extraordinario, que convertía en sumamente fácil el trabajo de escribir. La palabra griega, después de dar lugar a la latina scríbo, (la pronunciación de cuya "s" inicial resolvemos anteponiendo una "e") perdió la s (sigma) inicial, quedando en grajw (gráfo), de donde obtenemos todos los compuestos empezados o terminados en grafo o grafía (grafólogo, fonógrafo, cinematógrafo, radiografía, dactilografía y un largo etcétera). Es digno de tener presente que se recuperó el elemento "grafo" en el instrumento de escritura más extendido: el bolígrafo, es decir el que escribe con una bola.

Escribas, escribanos y escribanías han desaparecido desde que la escritura se ha hecho tan sumamente fácil desde el punto de vista mecánico, que ya no son necesarios oficios y talleres específicos. Cualquiera con un ordenador puede obtener escritos de una altísima calidad, y reproducirlos con suma facilidad tanto en la impresora como por fotocopiado. La caligrafía, necesaria antaño para que los escritos fuesen inteligibles, es hoy un lujo y un ornato personal que pocos cultivan. Incluso la ortografía nos la resuelve el ordenador hasta límites increíbles.

El ciclo completo lenguaje-escritura-lectura es probablemente el mayor invento de la humanidad desde que convirtió en manos sus patas delanteras, hasta nuestros días. El hombre percibe que algunas cosas además de forma y figura, tienen sonido. Obtiene las primeras palabras aprendiendo a reproducirlo para evocar esas cosas cuando no están presentes. Mediante un complejo entramado de analogías y derivaciones, extiende este principio a todo lo que ve e incluso a lo que imagina, con lo que desarrolla totalmente el lenguaje. Se ha hecho capaz de introducir en el cerebro a través del oído las imágenes (eideiai / eidéiai, es decir ideas, de eidw / éido = ver) cuya natural puerta de entrada son los ojos. Pero no se detiene ahí su inventiva. Ha de roturar el camino de vuelta del sonido a la imagen. Asigna por tanto un dibujo a cada palabra primero, y luego a cada sonido. Ha conseguido que las secuencias de sonidos que representan las cosas, puedan entrar por los ojos. Ha creado la noesiV (nóesis) a partir del onoma (ónoma), a partir del nombre. Ahora le queda lo más fácil: ha de hacer que esas imágenes de los sonidos se conviertan en sonidos cuando le convenga. Eso ya es fácil. Consigue mediante la lectura que esos dibujos suenen, y que los sonidos dibujen en el cerebro la imagen de las cosas que representan. Le llevó decenas de milenios este complejísimo invento.

Mariano Arnal

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