ELISEO

Procede del hebreo y forma parte del grupo de nombres formados por Elisa, Elisabeth, Eliseo, formados por el prefijo El, que significa Dios, con la desinencia i que le añade valor posesivo: Mi Dios, con el segundo elemento que significa da o salva. Eliseo sería pues aquel a quien Dios concede o aquel a quien Dios salva. La fonética, que no la semántica ha hecho coincidir este nombre con HlusioV pedion (Elýsios pedíon), la llanura Elisia (adjetivo de Eleusis, una de las denominaciones de Deméter, la diosa Tierra, la Dea Mater), que era para los griegos una especie de paraíso del mismo género que las makarwn nhsoi (makáron nésoi), las islas de los bienaventurados. De ahí procede la denominación de los Campos Elíseos de París.

San Eliseo profeta bíblico, compañero y seguidor del profeta Elías, al que sucedió, cuando Dios se llevó a Elías a las alturas montado en un carro de fuego (la primera noticia, en realidad, que se tiene de un ovni, según quieren entender los amantes de esta línea de explicaciones). Vivió Eliseo en el siglo IX antes de Jesucristo. Al suceder a Elías, éste le dejó como recuerdo su manto, para expresar de este modo la protección que ejercería sobre él. Los dos libros de los Reyes nos proporcionan, en la Biblia, mucha información acerca de Eliseo, que combatió la extensión de la idolatría. En su vida realizó diversos hechos prodigiosos, como sanar las aguas, multiplicar el aceite de la viuda, devolver la vida al hijo de una sunamita, purificar la olla, alimentar a los profetas, sanar la lepra de Naamán, proveeer de alimentos en estados de sitio a ciudades israelitas, predecir al rey la victoria final sobre Siria. Incluso después de muerto siguió realizando prodigios: al contacto de sus huesos, revivió el cadáver de un moabita que por error estaban enterrando en la sepultura de Eliseo. Intervino en la corte, como consejero del rey de Israel. Fuera del país se mostró ardiente defensor del culto de Yahvé. La iconografía cristiana se ha ocupado repetidamente de Eliseo: aparece representado con frecuencia al ilustrar la vida de su maestro Elías, en miniaturas para Biblias y en el sarcófago del museo de Arles. También aparece en la estatua del crucero norte de la catedral de Chartres. Asimismo tenemos un bajorrelieve del profeta, realizado por Berruguete, en la sillería del coro de la catedral toledana, y cuadros de sus milagros más famosos por Benjamin West (Londres) y el esmalte del Mosa del siglo XII, hoy en Londres.

El Elíseo (con acento en la í) es una especie de paraíso donde según los griegos antiguos, tenían que ir las almas de los que al morir merecieran ser premiados. La vida que les esperaba en las llanuras elíseas era parecida a la que habían llevado hasta antes de morir, pero repleta de felicidad. Homero, Plutarco y Virgilio sitúan los Campos Elíseos en el centro de la tierra; Platón los sitúa en las antípodas y otros autores en el SO. de España, en la Bética e incluso en las Islas Canarias por ser éstas las tierras extremas del mundo conocido hasta entonces. Los Eliseos tienen la doble opción de acogerse a su nombre bíblico o a su vertiente mitológica, ambos excelentes. ¡Felicidades!

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