LOS DIFUNTOS

Defunctus es una palabra latina compuesta del prefijo de, que indica separación, más functus, participio perfecto pasivo del verbo fungi, (deponente) que significa ocuparse en alguna cosa, desempeñar algún cargo.

Según la etimología, pues, difunto significaría el que está retirado de sus funciones. Lo que hoy llamamos jubilado.

En efecto, antes de utilizar los romanos el adjetivo defunctus para denominar al que había muerto, lo utilizaron para referirse al que se había retirado de un negocio, de una actividad, y por extensión al que había acabado esa actividad.

En rigor, pues, difunto no es el que se ha acabado, sino el que ha acabado aquello que se esperaba de él. El que ha dejado cumplida su misión en este mundo. En realidad es la denominación más positiva y elogiosa que se puede dar al muerto. El sinónimo más próximo, finado (derivado de fin), le rebaja ya bastante.

La variedad de nombres dados al difunto se debe al esfuerzo por disfrazar y adornar una realidad que tanto cuesta aceptar. Los más comunes son: muerto, finado, fallecido, extint; occiso e interfecto (si lo ha sido violentamente).

De la misma familia léxica de difunto, tenemos función, funcionar, funcionario, disfunción, fungible.