Juegos Olímpicos : Léxico  

ATLETA 

A los atletas los llamaban en griego aqlhtaV (azlétas). Hemos convertido la z en t porque esta palabra nos ha entrado a través del inglés, que transcribe athlete. AqlhthV (azlétes en singular) era pues el luchador o atleta. Para saber qué valor tenía este término para los griegos, basta saber a qué se dedicaba el atleta

Hay que precisar en primer lugar que sobre todo los filósofos y moralistas se ocuparon de distinguir entre el atleta, que no gozaba de muy buena fama, y el gimnasta, al que se reconocía como miembro digno de la sociedad. Podríamos decir que la diferencia básica entre uno y otro estaba en la intensidad y violencia de los ejercicios, que era mucho mayor en los atletas. El principal objetivo de éstos eran los premios de las competiciones deportivas, motivo por el cual las convirtieron en una profesión que al llenar toda su vida, les embrutecía. Sin embargo, los privilegiados que obtenían algún premio en las grandes competiciones atléticas, eran recompensados por su ciudad con honores, dinero y exención de algunos impuestos. 

Es que atleta era sinónimo de luchador, puesto que fuera de la carrera, las pruebas atléticas consistían en diversas formas de lucha: la que los romanos llamaron lucta (lucha), el pugilato y el pancracio (pan kratoV (pan krátos), = todo poder), una especie de lucha libre en que estaba permitido todo, incluso los puntapiés, las zancadillas, los recursos pugilísticos, etc. para derribar o vencer al contrario. La gimnasia era mucho más noble que todo esto. Piénsese que en Roma los atletas, igual que los cómicos, tuvieron marca de infamia. Si a esto añadimos que se movían exclusivamente por el interés económico, tenemos el cuadro completo del atleta

De hecho caen en el mismo lexema la lucha y el precio o recompensa que se cobra por ella. Aqlon (ázlon)), es la forma neutra de aqloV (ázlos), término con el que se denomina la lucha o el combate. Pero más significativo es aún el adjetivo aqlioV (ázlios), derivado de éste, con el que se califica todo lo que tiene que ver con el precio de la lucha. De ahí pasó a calificar al que lucha por dinero y, como si fuese una consecuencia inevitable de esta forma de actuar, vino a significar desgraciado, miserable, y a denominar al que lucha (moralmente), al que sufre y al que hace sufrir.    

Quizá sea necesario para entender esta decantación del significado de atleta, recordar que se trata de juegos religiosos, y que éstos se originan en los juegos fúnebres (la Ilíada nos ofrece una muestra en el entierro de Patroclo), en los que la lucha sobre la pira del héroe es un vestigio de los sacrificios humanos que precedieron a este ritual. El elegido como víctima de este sacrificio era un desgraciado, incluso cuando tenía la posibilidad de defenderse y salvarse, porque la norma era que uno de los dos atletas o luchadores tenía que morir. En cualquier caso hay que tener en cuenta que la historia del atleta abarca varios siglos, a caballo entre la historia de Grecia y la de Roma; y que tuvo ocasión de pasar de la infamia y la ignominia a la gloria más encumbrada, a la mitificación e incluso a la divinización.

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