Juegos Olímpicos
: Léxico
JUEGOS
OLÍMPICOS I
Para no
perder el norte en el mundo tan profesionalizado y comercializado del
deporte, por fortuna los Juegos Olímpicos se llaman juegos,
procurando con ello que no pierdan el carácter lúdico competitivo que
en su origen tuvieron. Los primeros Juegos Olímpicos se celebraron el año
776 a.C., y los últimos de la época antigua fueron el 394 de nuestra
era (iban por la olimpíada CCLXXXIII), año en que los prohibió el
emperador Teodosio. Los Juegos Olímpicos fueron la única institución
que abarcaba a toda Grecia (concurrían a ellos atletas y representantes
políticos de todas las ciudades) y que se fueron celebrando cada cuatro
años a lo largo de más de un milenio con absoluta regularidad; por eso
los historiadores optaron por tomarlos como regla de medición del
tiempo.
No por
casualidad coinciden semánticamente las palabras juego y deporte
(ver esta palabra), cuya relación es
que la primera tiene una larga historia, mientras la segunda apenas
tiene dos siglos de vida activa. Responde esta diferenciación léxica a
la voluntad de distinguir el deporte como algo más serio que el juego;
pero por fortuna siguen presentes en el deporte el sustantivo juego
entronizado en los Juegos Olímpicos y el verbo jugar,
presente en todos los deportes.
Es que
tanto el juego como los juegos son inseparables de la
humanidad. En todos los pueblos y culturas están presentes. Y como toda
institución humana, estuvieron regulados en sus primeros pasos por la
religión. Los primeros que se conocen, precisamente en Grecia, son los
juegos funerarios. Y fue en éstos donde empezaron las treguas que
acompañaban a todos los juegos que tenían algo de sagrado. Empezaron,
pues, los juegos siendo parte de la celebración religiosa, de la que el
sacrificio era lo esencial. Incluso los mismos juegos eran una forma
singular de sacrificio que obviamente producía sus víctimas. Eso,
claro está, cuando todo el pueblo compartía las víctimas en el gran
banquete que formaba parte del ritual (en el caso de las víctimas
humanas, lo único que conocemos en la cultura griega es el holocausto,
es decir que la víctima no se la comían los participantes en el
sacrificio, sino que era totalmente quemada).
Pero a
medida que se vaciaron de contenido los sacrificios, y la gente prefería
comer en sus casas, los juegos pasaron al primer plano de las
celebraciones, quedando el sacrificio como una pura formalidad ritual
(también hoy tenemos en los deportes, y sobre todo en los Juegos Olímpicos,
formalidades rituales obligadas, que no interesan al público).
No
perdamos de vista cuando hablamos de "juegos" en este
contexto antiguo, que nos referimos siempre a "juegos atléticos";
y, poca broma, el atletismo ya no es lo que era: los más primitivos
atletas iban a ver quién mataba a quién. Y es que los más antiguos Juegos
Olímpicos tenían como plato fuerte el boxeo, al que se llamó
al principio simplemente aqloV
(ázlos), lucha, combate, y que al extenderse el nombre a otras
actividades competitivas pero no combativas, tuvo que buscarse otros
nombres: agón, pancracio, pugilato, boxeo. De hecho competían
entre sí las ciudades-estado por ver quién tenía hombres más fuertes
en el combate, es decir en la guerra.