Juegos Olímpicos : Léxico  

OLIMPISMO 1 

Cuando a un término se le añade la desinencia –ismo, es que se ha revestido de un cuerpo doctrinal de mayor o menor fuerza conceptual, pero que le sirve como fundamento y como proyección. El olimpismo moderno nació en el siglo XIX como vástago de una serie de –ismos que se materializaron en la escuela con la educación física, y fuera de la escuela con el fomento del deporte y del escultismo, alpinismo, excursionismo, turismo (con un significado bien distinto del que tiene hoy), etc. Fue la eclosión del culto a la forma física como un valor no inferior al de la forma mental.  

No debemos olvidar que el XIX es el siglo de la antropología y de la etnología, que en la división de los pueblos en razón de su cultura coloca a la antigüedad griega como el supremo referente del más moderno y evolucionado concepto de hombre y de sociedad. De ahí que al reformar los estados la enseñanza en orden a alcanzar para sus países el máximo ideal humano y social, volviesen los ojos a la Grecia clásica, y en cuanto a cultivo de la forma física tomasen como supremo referente los Juegos Olímpicos. Veamos cuáles son los parámetros del olimpismo griego. 

Hemos de encuadrar los más remotos Juegos olímpicos en el ámbito de las ligas religiosas y de sus grandes ferias. Al principio fueron una de tantas celebraciones de este género, que como la mayoría duraban un día y se dedicaban al culto religioso, al comercio y a la diversión. Olimpia jugó con factores que fueron determinantes para pasar por delante de todos los juegos análogos. En primer lugar les dieron un carácter marcadamente competitivo, e  incrementaron cada vez más los premios en objetos valiosos y en metálico, hasta que el Oráculo de Delfos los prohibió, de manera que a partir de la VII olimpíada el premio consistió en una corona de olivo. 

El segundo elemento que debió intervenir en su celebridad fue la periodicidad relativamente larga. No sería nada extraño que en origen fuesen las fiestas eleuterias de Olimpia. En estas fiestas, que se celebraban cada cinco años (de ahí el lustro), se celebraba la libertad ganada en una batalla en la que se estuvo en grave riesgo de perderla (en griego, el nombre de libertad es eleuqeria (eleuzería)). En efecto, se celebraban cada cuatro años cumplidos, es decir al principio del quinto año, en el plenilunio del solsticio de verano. A lo largo de su dilatada historia fue aumentando su duración: empezaron por un solo día, y llegaron hasta 7 días. Tan célebres llegaron a ser, y tanto calaron en el alma griega, que a partir del año 777 se empezó a contar el tiempo por olimpíadas. 

Otra de las características de los Juegos Olímpicos fue su panhelenismo: durante su celebración todos los griegos (era inconcebible que hubiera participantes que no lo fueran) adquirían conciencia de su unidad cultural y en cierto modo política. Durante todo un mes se decretaba una tregua sagrada (a quien la rompía se le declaraba anatema) para que pudieran celebrarse los juegos sin sobresaltos, y confraternizaban entre sí todas las ciudades griegas.

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