Juegos Olímpicos
: Léxico
ÁRBITRO
Aliud est
iudicium, aliud arbitrium. Una cosa es juzgar y otra cosa es arbitrar
Cada lunes
los árbitros son objeto de críticas feroces, como si arbitrar
fuera por sí mismo algo reprobable; cuando para eso están ellos en
lugar de máquinas. El índice de error de éstas, sería a todas luces
irrelevante, comparado con el de los árbitros. Y sin embargo, ahí
están y seguirán estando ellos.
Pero ¿qué
es un árbitro? Leo en el diccionario de Joaquín Domínguez (1895): árbitro,
tra. s. Que dispone a su antojo, a su libre albedrío, a su
capricho, sin traba ni resistencia capaz de contrarrestar su voluntad,
su decisión, hablando de personas.// s. m. For. El juez
arbitrador en quien resignan su compromiso las partes, para ajustar,
decidir, conciliar,cortar, transigir o componer sus respectivas
pretensiones. Está claro que los árbitros deportivos no se habían
ganado todavía el honor de los diccionarios.
Arbiter
es la palabra primitiva de la que derivan arbitrar, arbitrio, arbitraje,
arbitrario, arbitrariedad. Todas ellas íntimamente emparentadas. Arbiter
- arbitris Significa fundamentalmente "testigo",
"espectador". Según una etimología poco segura, esta palabra
podría estar compuesta de ad (a) + beto (ir) y
significaría "acercarse" a ver u oír algo, a comprobar por sí
mismo una cosa. Arbitror / arbitrari es el primer
derivado, cuyo significado es presenciar como testigo, examinar, creer,
opinar, decidir como árbitro.
Se espera
del árbitro, por tanto, que haga de testigo y como tal dé
fe de lo que ha visto y levante acta; que pite todas las incidencias y
en caso de duda (por ejemplo, respecto a si una patada o un empujón han
sido voluntarios o involuntarios) arbitre aunque no esté seguro
(que ocurre muy a menudo). En este caso ha de recurrir a su arbitrio
que, cuanto menos seguro esté, más arbitrario tendrá que ser.
Ha de tomar la decisión en un segundo y no puede abstenerse ante la
duda, porque abstenerse es decantarse a favor de uno de los
contendientes y en contra del otro. No se le puede exigir la infalibilidad
(menos cuando los jugadores juegan sucio e intentan engañarle). Sólo
le es exigible juego limpio.
La única
arbitrariedad que le está vedada al árbitro es usar dos distintas
varas de medir para los dos contrincantes que compiten. Por lo demás,
se le exige la vista del lince, la rapidez del rayo y el acierto de
Salomón en sus juicios. Y como todo eso a la vez no es posible, ha de
entrar necesariamente en juego la arbitrariedad y hay que
admitirla como tal. Sólo cabe exigir que sea equitativa, que no se
decante en favor de uno de los contendientes y en perjuicio del otro.
Que los errores que inevitablemente produce el arbitraje, se
subsanen y se equilibren mediante decisiones arbitrarias, allí
donde hay mayor margen de arbitrariedad, a fin de conseguir el
equilibrio, que es el verdadero triunfo del árbitro.
Indice
Léxico