Carta a los jóvenes
Se suele tener el
preconcepto de gente "superflua" de la gente de mucho
dinero o de personajes célebres en campos tan diversos como la
economía, la politica o el deporte, sin embargo; como en el caso
siguiente, despuès de ver tan solo un poco, como piensa esta
gente, a veces cambia esa impresión, veámos esta carta del
empresario Carlos Slim Helù a jovenes estudiantes de la UNAM:
Les escribo esta carta con el fin de transmitirles un poco de mi
experiencia en la vida, buscando contribuya a su formación, a su
manera de pensar y de vivir, a su equilibrio emocional, a su
sentido de responsabilidad para con ustedes y para con los demás,
a su madurez, y, sobre todo, a su felicidad, que debe ser producto
de su ser y quehacer cotidiano.
Son ustedes privilegiados dentro de la sociedad, gracias a su
talento y esfuerzo, por la mejor razón: su propio valor. El éxito
no es hacer bien o muy bien las cosas y tener el reconocimiento de
los demás. No es una opinión exterior, es un estado interior. Es
la armonía del alma y de sus emociones, que necesita del amor, la
familia, la amistad, la autenticidad, la integridad.
El ser tan destacado como ustedes lo son significa un privilegio,
pero entraña también muchos riesgos que pueden afectar valores
muy superiores al "éxito" profesional, económico,
social o político. La fortaleza y el equilibrio emocional están
en la vida interior y en evitar aquellos sentimientos que corroen
el alma, tales como la envidia, los celos, la soberbia, la
lujuria, el egoísmo, la venganza, la avaricia, la pereza, y son
veneno que se ingiere poco a poco. Objetos Comunes
Cuando den, no esperen recibir. "Queda aroma en la mano que
da rosas", dice un proverbio chino. No permitan que
sentimientos y emociones negativa dominen su ánimo. El daño
emocional no viene de terceros; se fragua y desarrolla en nosotros
mismos.
No confundan los valores ni menosprecien sus principios. El camino
de la vida es muy largo, pero se transita muy rápido. Vivan el
presente intensa y plenamente. Que el pasado no sea un lastre, que
el futuro sea un estímulo. Cada quien forja su destino y puede
influir sobre la realidad. No la ignoren.
Vivan con sentimientos y emociones positivas como el amor, la
amistad, la lealtad, el valor, la alegría, el buen humor, la
entusiasmo, la paz, la serenidad, la paciencia, la confianza, la
tolerancia, la prudencia y la responsabilidad. Que no invadan su
alma los opuestos, que duren poco en su ánimo, aléjenlos y nos
los dejen alojarse. Muchas veces cometerán errores, es usual y
humano, traten siempre que sean menores, acéptenlos, corríjanlos
y olvídenlos. No se obsesionen con ellos; el cielo y el infierno
están en nosotros. Lo que más vale en la vida no cuesta, y
cuesta mucho: el amor, la amistad y la naturaleza. Lo que sobre
ella ha logrado el hombre de formas, colores, sonidos y olores que
percibimos con nuestros sentidos sólo puede ser apreciado cuando
estamos anímicamente despiertos.
Vivan sin miedos y sin culpas; los miedos son los peores
sentimientos del hombre: lo debilitan, lo inhiben a la acción y
lo deprimen, y las culpas son un lastre enorme en nuestro pensar,
al actuar y en la vida. Hacen difícil el presente y obstruyen el
futuro. Para combatirlos, seamos sensatos y aceptémonos como
somos, con nuestras realidades, nuestros méritos y nuestras
penas.
La ocupación desplaza a la preocupación y los problemas, al
enfrentarlos, desaparecen. Así, los problemas deben hacernos cada
vez más fuertes. De los fracasos, aprender, y los éxitos deben
ser estímulos callados. Actúen siempre conforme les dicte su
conciencia, pues a ésta nunca se le engaña. Los miedos y las
culpas entonces serán mínimos. No se encierren ni arruinen su
vida; vívanla con la inteligencia, el alma y los sentidos
despiertos y alertas. Conozcan sus manifestaciones y edúquense
para apreciarla y disfrutarla.
El trabajo bien hecho no es sólo una responsabilidad consigo
mismos y con la sociedad: es también una necesidad emocional.
Al final nos vamos sin nada. Sólo dejamos nuestras obras,
familia, amigos y, quizá, una positiva influencia, por lo que en
ellos hayamos sembrado.
Con mis mejores deseos...
Carlos Slim H.
Cordialmente... Cortesía de Marco Antonio Guízar Ponce