AMOR ADULTO  Héroes

Nuestros héroes eran Superman, Batman, El Llanero Solitario, El Zorro y otros heroicísimos justicieros enmascarados. 
Les cuento esto porque algunos no tan jóvenes pueden creer que los superamigos de entonces son los mismos que aparecen en la tele, pero no, en los dibujitos de hoy aquellos apenas si son viejos héroes remozados. 

¿Cuáles serán los héroes equivalentes que actualmente monopolizan la atención de los jóvenes? Quizás sean los mutantes X-men o los Power-Rangers, los Pókemon, los Digimon y no sé cuántos más...

Aquella cultura de los superhéroes alimentaba en nuestra fantasía un mundo ficticio que era la expresión de nuestro tiempo, pero también lógicamente, condicionaba nuestra manera de pensar. Por eso, hablar de los superhéroes que teníamos sirve para saber quienes éramos y para averiguar qué hemos ganado y perdido para llegar a ser quienes somos. 
Más allá de las características que los diferenciaban- unos venían de otro planeta, otros tenían superpoderes, etc.- salvo alguna excepción, todos los superhéroes compartían una cualidad especial: usaban máscara. 
La máscara que servia para ocultar su doble personalidad. 
En la mayoría de los superhéroes, la característica principal de su personalidad conocida y abierta era cierto grado de estupidez. A veces también la comicidad, el miedo o la inseguridad. Es decir, siempre se trata de rasgos opuestos al heroísmo, la valentía, el honor. 
Pero ¿cuál es la verdadera personalidad? ¿La tarada o la heroica? La heroica, por supuesto. 
Ahora, yo me pregunto: si los superhéroes actuaban su personalidad falsa cotidiana, e intrascendente, ¿por qué era la verdadera personalidad la que aparecía enmascarada? ¿Qué habrá pasado con nosotros que hemos crecido pensando que la personalidad que debe mantenerse en secreto, oculta y escondida es la del héroe? 
Nos hemos engañado y hemos engañado a los que nos siguen, haciéndoles creer que la personalidad secreta es el superhéroe, cuando en realidad no es así. 
Nosotros hemos fabricado esta cultura, escondiendo en nosotros "lo mejor de nosotros": 
A los pusilánimes, a los temerosos, a los asustados, a los raros, a los que no pueden participar, a los que no pueden hacer, a los que no pueden cambiar, a los que no coinciden con el sistema, a los que se someten a las reglas, a los que aceptan las cosas sin querer cambiarlas. 

Escondemos todo aquello de lo cual somos capaces. Y vivimos mostrando nuestra personalidad devaluada... aquella socialmente aceptada... aquella que nos enseñaron a desarrollar ... aquella que aprendimos para no tener problemas... 
¿Sólo por la influencia de las historietas? No, también nos acordamos de una parte del mensaje que nos daban nuestros padres: 
"No te metas en líos...", o peor todavía; "Si sigues así no te va a querer nadie" 
¿Qué es seguir así? 
Seguir así, obviamente, es ser uno. 
¿Y entonces? ¿Cómo voy a hacer para ser otro? 

La respuesta es previsible: dejando salir al héroe. Yo no digo que haya que ser un superheroe en el sentido de ser espectacular y maravilloso, escalar edificios, saltar azoteas o volar por el aire. 
No. No hace falta. 
Hablo de la única heroicidad que defiendo: el valor de ser quien uno es. 
Por qué no animarme a decir quién soy con mis virtudes. Aunque éstas no sean las socialmente mejor recibidas y más celebradas, aunque no sean las que tienen "mejor prensa" 
La mayor virtud de un héroe es la que le permite enfrentar las cosas sin tener que hacer el esfuerzo de parecerse a lo que los demás dicen que se debe ser. 
El desafió no es ser otro. El desafio es ser uno mismo. 
Vivir "de verdad" significa, precisamente, dejar atrás todos los personajes que he creado para otros. 
Abandonar el papel que diseñé para inscribirme en una sociedad determinada. 
Dejar salir lo que llamo "el yo verdadero", sinónimo de " el héroe escondido". 

Síntesis de un articulo del Doctor Jorge Bucay 

Recuerda esto: El Amor no es un sentimiento...es una actitud 

Marco Antonio Guizar Ponce" <[email protected]>

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