RUTAS EN LAS CAPITALES
Una ciudad en movimiento
Bilbao se
mueve. La transformación urbanística y arquitectónica
experimentada por la villa en los últimos años han convertido a
esta ciudad en un ente vivo que muta al ritmo que marcan los múltiples
proyectos que tienen como escenario esta villa que ya ha cumplido
setecientos años. La rehabilitación de Abandoibarra y el lavado
de cara de las fachadas de viviendas y edificios más emblemáticos
de esta ciudad atravesada por la ría Nervión han descubierto un
Bilbao moderno y luminoso que conjuga a la perfección pasado,
presente y futuro. Desde el Casco Viejo, cruzamos el Puente
del Arenal para salvar la Ría del Nervión, arteria fluvial que
constituye todo un símbolo para los bilbaínos.
Antes de llegar a
la plaza Circular, encontramos dos edificios de gran significado
como son el de la Estación de FF.CC. a Santander y, a su lado, la
sede de la Sociedad Bilbaína, el Club privado más importante de
la ciudad. En el centro de la plaza España o Circular se levanta
la estatua de Don Diego López de Haro, fundador de la villa, y
testigo silencioso de las citas y encuentros que se suceden en
este punto. Aquí comienza la Gran Vía, auténtica arteria vital
de Bilbao que se ha peatonalizado recientemente en muchos tramos.
Por la calle Berástegui, alcanzamos los Jardines de Albia, un
espacio tranquilo y resguardado del sol en verano gracias a sus
frondosos árboles. A su lado se levanta la Iglesia de San
Vicente, de estilo gótico tardío y portada renacentista. Pero
conviene desandar el camino hasta la Gran Vía, una calle repleta
de comercios, paseantes e imponentes edificios como el que alberga
el Palacio de la Diputación Foral de estilo ecléctico de
principios de siglo. Ya en la plaza de Federico Moyúa o Elíptica
encontramos un capricho para la vista: el Palacio de Chavarri de
gusto renacentista y sede del Gobierno Civil. Edificio y plaza
acaparan todas las miradas que serpentean desde la fuente, hasta
los cuidados jardines multicolores. La Gran Vía muere en la plaza
del Sagrado Corazón, que recibe el nombre del monumento religioso
que se eleva en su centro, una colosal columna pedestal en piedra
rematada por una gran estatua en bronce del Sagrado Corazón. Muy
cerca, termina el Parque de Doña Casilda de Iturrizar, lugar de
esparcimiento al que acuden los bilbaínos para pasear y disipar
las tensiones mientras observan el estanque, los patos, y la
variedad de árboles que contiene. Junto a la Plaza del Sagrado
Corazón, se eleva el edifico y el parque de la Santa Casa de
Misericordia; el campo de fútbol de San Mamés, donde juega sus
partidos el equipo local (el Athletic de Bilbao); y los edificios
de la Feria de Muestras. Muy cerca, se levanta el Palacio de
Congresos Euskalduna. Si cruzamos el parque de Doña Casilda
llegamos hasta el Museo de Bellas Artes, una de las mejores
pinacotecas de España.
A poca distancia podemos avistar el Museo Guggenheim, obra del
arquitecto Frank O. Gerhy.
Si atravesamos el puente de Deusto
llegaremos hasta la Universidad y podremos contemplar el museo
desde un nuevo ángulo, al otro lado de la Ría del Nervión. En
paralelo a la ría podemos recorrer todo el paseo del Campo Volantín
hasta llegar a la plaza del Ayuntamiento bilbaíno, de estilo ecléctico.
Y de ahí de nuevo al Arenal, nuestro punto de partida.
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