CURSO
Curro, cúrrere, cucurri, cursum. Este es el verbo
latino del que procede la palabra curso. Significa lo mismo que en español. Tiene
un extenso campo de derivados. Currus (carro; existe también carrus, a
partir del celta); curso, cursare, cursatum, frecuentativo de curro (andar
corriendo de un lado para otro, corretear, recorrer), aunque se usa más como verbo
formado a partir del supino cursum; de aquí pasamos al currículum, que
lleva desinencia de diminutivo, aunque no se usa generalmente como tal, sino como
sinónimo de cursus y con el valor tanto de carrera como de lugar en que se hace la
carrera. De todos modos tenemos el currículum vitae frente al cursus vitae, el
cursus honorum, el cursus rerum, el cursus proeliorum, lo cual nos
obligaría a traducir currículum vitae como "carrerilla de la vida",
dando a entender que se trata de algo para salir del paso, sin exigir que se haga en él
un vaciado de la vida y sin la pretensión de que figuren en él grandes cosas. También cursor,
obviamente, procede de currere, y significaba en principio corredor. Se aplicaba
este nombre al atleta que corría, al conductor de un carro, al correo o mensajero y al
esclavo que iba corriendo delante de la litera de su amo (la sella curulis o currulis)
abriendo paso.
Es notable el grupo de derivados que se han formado a partir del
verbo correr: con-curso, dis-curso, re-curso, ex-cursión, in-cursión... tienen su origen
en este verbo, amén de curso y cursillo. Carrera forma parte del mismo grupo correr. Un
concurso es obviamente una competición (la estructura de esta palabra es la misma: petere=
dirigirse hacia algo o hacia alguien, de ahí pedir; y cum = con) en la que son
muchos los que corren para alcanzar el objetivo de manera que el que gana elimina a los
demás. Discurso es el participio irregular del verbo dis-currir, que significa correr a
través de algo (un tema, un razonamiento...). El participio regular es discurrido.
Solemos entender por discurso la manifestación hablada de ese discurrir. Pero en realidad
el discurso es el razonamiento, no su exposición hablada. Recordemos el "Discurso
del Método", de Descartes.
Cursos, cursillos y carreras nacieron con la voluntad de ser
itinerarios hechos con agilidad a lo largo de determinados recorridos que generalmente
entrañaban distintos grados de dificultad. Pero eso ya es historia. Los cursillos, en el
último nivel del sistema, se sustancian con diplomas de asistencia. Ese género de
certificaciones dan fe de que basta la actitud pasiva para gozar de los beneficios del
cursillo. Esta misma filosofía se extiende a un número creciente de cursos de cada vez
más amplios sistemas de estudios. Hacer un curso es meterse en la cinta transportadora y
dejarse llevar; no es necesario moverse, es la cinta la que se mueve. Como en las
producciones en cadena. El operario de turno intentando realizar su fase de trabajo. Si ha
de apretar los tornillos de la rueda pero la rueda no está, pues bueno, se hace lo que se
puede, y a por el siguiente. Es lo que toca cuando quien corre no es el personal, sino la
cinta.