LA SABIDURIA DE LO ENFERMO:       Dr. Javier Martínez y Dra. Maria Jesús Clavera


Ayer nació Núria

Ayer nació Núria, nuestra decimonovena sobrina, a la que damos nuestra más entrañable bienvenida a este mundo. Y, claro, estamos emocionados pues, además, hemos podido asistir a su nacimiento, que ha sido por cesárea. Quisiéramos hoy reflexionar algunas cosas respecto a este feliz acontecimiento.

En lo periférico e instrumental las cosas habían cambiado bastante desde que nosotros estudiábamos Medicina: excepto el cirujano, que continuaba siendo hombre, todo el equipo eran mujeres que estaban ayudando a otra mujer a traer al mundo a una mujer.

Hombres y mujeres somos iguales en derechos y dignidades, pero también tenemos diferencias y esto se nota más en los temas más instintivos, cual son la lucha por el territorio-recursos y la perpetuación-conservación de la especie. No es cuestión de avergonzarse o de minimizar dichas diferencias, pues están enfocadas a un sabio designio, es cuestión de saberlas entender y 'manejar'.

La mujer ha hecho brillante irrupción en el mundo de la Medicina (ya lo había hecho en el mundo de las guarderías, enfermería, la enseñanza, etc) donde, en estos días, su rol es mayoritario en calidad y cantidad. Pero es curioso que, cuando hay igualdad de oportunidades, libertad y espontaneidad, la elección de los hombres y mujeres reproduce de nuevo nuestras hermosas diferencias instintivas que, quizás, reflejen una polaridad básica que ha ido formando el Universo, en cualquiera de sus planos y niveles de agregación.

Una primera pista nos la da la libre y espontánea tendencia de niños y niñas a agruparse entre sí en las clases y recreos y a jugar a 'sus cosas' y a 'sus modos' incluso cuando, como ocurre en nuestra época, se les fuerza a la coeducación y a los valores y juegos 'no sexistas'. Dudamos que el 95% de esta tendencia sea 'cultural' (adquirida por la educación), pues la diferencia y complementariedad de roles entre machos y hembras sigue patrones muy universales que pueden observarse en todas las culturas y épocas históricas y, además, en todas las especies sexuadas (la mayoría de los organismos pluricelulares)

La mujer se ha emancipado, afortunadamente y los hombres hemos ido quedando en minoría en el terreno de la Medicina y Ginecología-Obstetricia. Pero, en ese camino de emancipación, reproducimos de nuevo lo tradicional en forma espontánea. Según nos dicen los antropólogos, eso de traer niños al mundo siempre fue la potestad y el reino de lo femenino en todas las culturas de modo que, cuando se acercaba el parto, se acercaban las mujeres de la tribu (especialmente las madres y abuelas) los hombres éramos prácticamente 'expulsados': era su asunto, no el nuestro.

Los nacimientos, lactancias y cuidado de niños y enfermos fueron siempre el mundo misterioso de lo maternal, la 'línea iniciática' de las mujeres, madres y señoras de la vida (eso es lo que significa 'Eva'). Esta línea iniciática tiene unas ceremonias fuertemente impactantes y emotivas que, además, son naturales e irrenunciables. Aunque menos reconocida y comentada, la iniciación femenina es más antigua y profunda que las iniciaciones masculinas que vinieron después: la sacerdotal, la guerrera, la de los artesanos, etc. Cada una tiene sus misterios y sus ritos, que no deben ser mezclados.

Otra detalle: cuando Núria nació y prorrumpió en llantos, todas las mujeres del quirófano, incluyendo la médico anestesista, se la mostraron a la madre que estaba despierta, pues la anestesia era sólo epidural; a través de las mascarillas se adivinaban sus rostros embelesados por la escena, que se prolongó más de un minuto, mientras el cirujano se afanaba impertérrito en ir 'cosiendo por planos' la cesárea realizada. Esto apenas ocurría en nuestros tiempos, de medicina mas 'aséptica' y 'masculina'.

Nos dicen los antropólogos que existe un curioso 'tabú' inconsciente que, en la mayoría de culturas, tiende a apartar la mujer de la 'eliminación de la vida' (de ahí que existan tan pocas 'cazadoras', 'guerreras', 'asesinas', 'verdugas'), del 'contacto con la sangre'  (de ahí que existan tan pocas sacerdotisas-sacrificiales, matarifas, cirujanas, etc), del 'despiezamiento' (de ahí que existan tan pocas 'ingenieras', 'mecánicas', 'descuartizadoras-mayores', etc). Es algo relativo, naturalmente, pero muy cierto y que, en nuestra época (en la que el acceso a las especialidades es libre y la fuerza física cuenta poco), sigue manifestándose: los ingenieros, cirujanos, forenses, etc, siguen siendo mayoritaria y espontáneamente masculinos.

A medida que la sociedad se ha ido transformando, han ido variando los escenarios, se ha ido produciendo un desplazamiento de roles, pero el 'cazador-sacrificador' vs. la 'nutridora-reparadora', el 'padre-rigor' vs. la 'madre-amor', estén sobre los organismos y apariencias que estén ...siempre existirán.

Bienvenida, Núria, entre nosotros: intentaremos pasarte dignamente la llama de la VIDA.


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