Aspectos psicosomáticos del acné
El pasado lunes (+)
hablamos del sentido etológico del acné, de como esas 'espinillas'
(comedones, en términos médicos) que aparecen en la cara de los
adolescentes cumplen en realidad una función de atracción sexual y
vinculación familiar, claramente definida en los primates. Hoy quisiéramos
completar el tema hablando de los factores psicoemocionales involucrados
en el acné.
La piel es el sistema que más se ve y que más nos relaciona con el
exterior, de todos los existentes en el organismo. Es nuestra 'carta de
presentación', nuestra 'imagen' y nuestra 'identidad' hacia el exterior.
Frontera entre nuestra intimidad y la sociedad, es también la superficie
donde se expresan el deseo y el miedo, el stress y la ternura, la
predisposición y la
angustia; y, en general, todas las emociones.
Numerosos ejemplos ilustran el papel 'marcador' y 'relacional' de la piel.
La presencia del amado provoca rubor incontenible en la joven y
precisamente en la cara, el sitio más visible, lo cual es un alertador de
gran interés para el candidato; y lo mismo ocurre en el sexo masculino. El
miedo o la desconfianza provoca sudor y frialdad en las manos. Impactos
emocionales imprevistos desencadenan muchos brotes alérgicos. Ciertos
tipos de stress desencadenan o agravan numerosas alteraciones de la piel
como la psoriasis, vitíligo, urticarias, algunos eczemas y la dishidrosis
(ampollitas en las manos). Desde hace algunos años, la Psico-neuro-inmuno-dermatología
(¡menuda palabreja!) se ocupa de estudiar científicamente los mecanismos
implicados en estas patologías, que nuestros antepasados conocían también
por
experiencia directa.
El acné esta también repleto de repercusiones psicosomáticas. El
desencadenante suficiente que subyace en su inicio y en su mantenimiento
parece ser el sentimiento de 'desvalorización local' que se asienta en la
piel 'socialmente visible'. Es más vergüenza, y timidez que depresión; es
más sentimiento de no ser visto y apreciado suficientemente por el otro
sexo, que baja
autoestima; es más sentimiento de macula y estigma social que falta de
atractivos objetivos. En la adolescencia estos 'conflictos' adquieren una
gran significación.
Su función psicosomática se relaciona con la expulsión de alguna 'mancha'
o 'residuo toxico' almacenado en el individuo y el rito del espulgueo en
los primates tiene también esa función: al quitar las 'espinillas' tocamos
(amamos) y 'limpiamos' al afectado. No puede descartarse que muchos
tratamientos 'depurativos' que emplean las medicinas alternativas y muchos
tratamientos 'limpiadores' que emplea la medicina convencional y la
cosmética no estén incluyendo 'ritos' que trabajen a favor de este
símbolo.
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