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TESTÍCULOS

Es evidente la forma diminutiva de la palabra (compárese con pináculo, cúpula, úrsula, férula, párvulo…). Los clásicos poco se han cuidado de cuestiones de este género, así que es muy poco lo que sabemos por ellos. Lo probable es que la lengua hablada fuese totalmente por su cuenta, tal como hoy ocurre, y que los nombres vulgares de estos órganos no tuvieran nada que ver con sus nombres cultos. Sentada esta limitación, lo primero que sorprende de esta palabra es que pertenezca a la familia léxica de testamento, testigo, testimonio. Y además sin ningún género de duda: precisamente en latín es tan legítima la palabra testículi (comúnmente en plural), como testis, que tiene la acepción de testigo y la de testículo. La única diferencia es que con este último valor se usa generalmente en plural (para cosas cuya naturaleza es ser par, tienen los griegos el número dual). De aquí es fácil deducir que los romanos los llamaban "testigos", tal y cual. Pero ¿dónde les veían la función de testigos? ¿Qué atestiguaban los testigos? ¿O juraban también los romanos por sus testículos, poniéndolos como garantes del juramento? Dejo constancia de que aparece en algunos diccionarios el verbo testiculor, testiculatus sum, deponente, con el significado de acoplar los animales, echar el macho a la hembra o la hembra al macho. Es deponente porque el sujeto del verbo no es el de la acción última, sino que la hace ejecutar en su provecho. Ante este verbo surge otra cuestión: todo propietario de animales pone especial cuidado en seleccionar la raza a través de los cruzamientos: los animales no se cruzan sino ante la vigilante mirada de sus dueños (a mayor razón si el macho y la hembra tienen distinto dueño, cosa harto frecuente) ¿Tendrá algo que ver con esto el verbo testiculor? Consigno además que existía el adjetivo testiculatus para referirse al animal con testículos, lo que indica que era más bien corriente no tenerlos. Por eso, cuando se tienen, se dice explícitamente.

Pasando del nombre a la cosa, dicen los diccionarios que los testículos son dos órganos de aspecto glandular con una doble función: la de producir los gametos masculinos o espermatozoides (speirw / spéiro significa sembrar; spermatoV / spérmatos, es "de la semilla"; la raíz zoo la reconocemos con el nombre de animal; y la desinencia oide significa que tiene aspecto de, que se parece a. Espermatozoide es, pues, la semilla con aspecto de animal; una especie de semilla viviente) La otra función de los testículos es ejercer de glándulas de secreción interna que producen hormonas masculinas, la más significativa la testosterona (la hormona de los testículos), que son las responsables de los caracteres masculinos secundarios. La medicina ha desarrollado algunos términos más a partir de testículo (testicondia, testopatía, testis redux, testiforme, testiculoma, testoide…); pero es el lenguaje vulgar el que con sus sinónimos ha creado una riqueza de expresiones de gran ingenio y plasticidad, que paso por alto porque se consideran impropios de la lengua escrita; de los que me ocuparé no obstante cuando sean precisamente esos términos el objeto directo del análisis léxico. Esa abundancia de expresiones, acumulada a lo largo de muchos siglos, es una señal evidente de la relevancia de los testículos, y curiosamente bastante más en relación con los caracteres masculinos secundarios, que directamente con la reproducción.

Mariano Arnal