SEXOLOGÍA
Es la rama de la medicina que tiene por
estudio los fenómenos sexuales normales y patológicos, y el
tratamiento de los trastornos del comportamiento sexual. Los
iniciadores de la sexología fueron R. Von Krafft-Ebing y H. Havelock
Ellis, aunque su precursor es Sigmund Freud, el primero que descubrió
que importantes trastornos psíquicos tenían origen en problemas de
raíz sexual unas veces, y otras en claras alteraciones de la conducta
sexual.
Los diccionarios y enciclopedias de cierta
antigüedad desconocen los términos sexólogo-sexóloga y sexología,
que son de muy reciente creación. En internet, donde predomina la
información reciente, no está nada claro el alcance de esta nueva
disciplina, que sobre todo tiene serias dudas respecto a las fronteras
entre la normalidad y la morbosidad, entre las conductas sanas y las
patológicas. Ni está claro tampoco cuáles son sus fronteras
profesionales, porque al tratarse más que nada de problemas de la
conducta que sólo eventualmente tienen causas físicas, la psicología
tiene ahí uno de sus mejores campos. Pero la población confía mucho
más en los títulos salidos de las facultades de medicina, por lo que
también para la sexología prima a los doctores y doctoras sobre los
psicólogos y psicólogas. Es el prestigio de una profesión tan
antigua como el hombre, la medicina, frente a otra de muy reciente
creación, la psicología, que aún no se ha batido el cobre. Por el
momento, pues, la sexología está mayoritariamente en manos de médicos
y médicas, o doctores y doctoras, que prefieren decir los pacientes.
En realidad ha sido la definición de ciertos
fenómenos sexuales como patologías, y la conciencia que de ello han
tomado los pacientes, y sobre todo la constatación de que son
curables, lo que ha dado lugar a la sexología como especialidad. La más
antigua de todas las patologías definidas fue la frigidez. En
psiquiatría estaba bien acotada desde Freud la represión sexual
femenina como causa de enfermedades psíquicas de diversa gravedad,
por lo que tras intensos y extensos estudios se dio en definir su
manifestación como frigidez. El hombre, a fuerza de represión moral
y cultural había conseguido apagar la libido en la mujer, tornarla frígida,
insensible a los deleites del sexo. Como suele ocurrir con las teorías
que pretenden explicarlo todo, esta teoría, ideada por hombres, llegó
a la conclusión de que todo lo que le faltaba a la apetencia sexual
femenina para nivelarse con la del hombre, era por falta de salud
sexual, era frigidez; así que con entusiasmo casi religioso se
echaron a la calle los educadores sexuales, que querían serlo todos,
a redimir a la mujer y a salvarla de su vergonzosa enfermedad. Pero
claro, aparecieron como contrapunto la impotencia en el hombre (¡qué
ignominia!), y la eyaculación precoz, y ya muy modernamente las
conductas sexuales compulsivas en el hombre, la adicción al sexo, y
toda una colección de figuras que tienen francamente desorientado al
personal. Porque, claro, ¿quién determina qué es frío y qué es
calor, qué es precoz y qué retardado, cuánta es la potencia estándar
y cuál su duración, y en cuanto a impulsos y demandas qué es normal
y qué excesivo? El sexólogo, ¡claro!
Mariano
Arnal
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