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PLASMA 

El verbo plasmar y el sustantivo plasmación nos acercan al significado genuino de la palabra plasma. Los diccionarios nos dicen que plasmar es formar o modelar una cosa. En sentido metafórico, se puede aplicar el concepto de plasmar a cosas totalmente inmateriales. Se usa también en forma pronominal (plasmarse) con el sentido de cuajar, consolidarse algo o manifestarse de una manera determinada. Estamos en los dominios del plástico y de la plasticidad, conceptos que hemos tomado directamente del griego. Pero antes de retroceder a lo más antiguo, vale la pena que apuremos lo moderno, y es que el concepto de plasma ocupa un lugar importante en la tecnología metalúrgica, en el “mecanizado por chorro de plasma”, el método más eficaz para cortar y perforar hierro. El chorro de plasma consiste en la proyección de un arco eléctrico continuo mediante el uso de gases comprimidos (hidrógeno, nitrógeno, argón, etcétera), convertidos mediante la ionización en altamente conductores: es como una espada de fuego que corta el hierro como si fuese mantequilla. En física se llama plasma a la mezcla de electrones, iones positivos y moléculas gaseosas neutras. La proporción de esas moléculas no sobrepasa el 1%. Se trata, pues, de materia sin acabar de estructurarse como tal. No existe plasma en la Tierra, pero se supone que el 99`9 de la materia del universo tiene el estado de plasma. Si se consiguiese producir materia de estas características, se podría llegar a la fusión nuclear controlada. Es bueno recordar que existen, y tienen plena vigencia, estas acepciones de la palabra plasma fuera de la citología y la medicina. Por cierto, se le dio este nombre en física porque presenta ciertas oscilaciones análogas a las que se producen en las sustancias gelatinosas, las que con mayor propiedad pueden llamarse plasma. Y en medicina se llama plasma a la parte líquida de la sangre, formada en un 80% de agua, a la que dan la consistencia viscosa que le da nombre, la albúmina, la globulina, las sustancias nitrogenadas, los lípidos, los hidratos de carbono, las hormonas, las vitaminas y los oligoelementos que contiene. 

Todos los conceptos de plasma, tanto en nuestra lengua como en las demás de nuestro entorno cultural, tienen su origen en el homófono griego plasma (plásma). Se trata de un cultismo de reciente incorporación a nuestros léxicos, para atender a la necesidad de denominar de forma diferenciada otras materias moldeables distintas de las conocidas por los griegos, que forjaron esta palabra. Para ellos plasma (plásma) era todo aquello que se podía moldear, especialmente la arcilla y la cera, e incluso la masa de harina. Luego extendieron el significado al ánimo, al discurso y a otras cosas igualmente inmateriales. Todo lo que era, pues, composición y estilo, caía bajo la denominación de Plasma (plásma). Incluso se llegó a usar en mala parte, designando todo aquello que era falso, fingido y contrahecho. De todos modos, se usaba esta palabra con valor bastante  distinto del que se le ha dado actualmente, porque los griegos designaban con ella la obra acabada (la de barro, cocida incluso), llevando implícito en el nombre la materia de que había sido hecha, es decir que el nombre abarcaba a la vez la materia (moldeable), el trabajo (de moldear) y la obra acabada (la figura de barro, de loza, etc). Al fin y al cabo se trata de un sustantivo de resultado de un verbo, el plassw (plásso) o plattw (plátto), que significa obviamente modelar una figura (de barro, de cera, de oro). Se usaba como opuesto a grajein (grafein), más propio para designar la pintura, el grabado, etc. Con la misma extensión semántica que el sustantivo. Hay que señalar como curiosidad, la proximidad de este lexema con los que significan engañar, hacer caer, errar, etc. Y en cuanto al lenguaje moderno, recordemos que tenemos esta palabra en composición con kutoV (kýtos) = cavidad, que es la palabra griega conn que designamos la célula, dando el término citoplasma. Y finalmente conviene señalar que también la palabra plaqueta tiene su origen en el griego: plakitiV (plakítis), curiosamente de la familia de plasma.  

Mariano Arnal