CIRUJANO
La familia de palabras compuesta por curujano,
cirujía, quirúrgico, procede de la respectiva familia
de palabras griegas ceirourgoV
(jeirurgós), ceirourgia
(jeirurgía), ceirourgikoV
(jeirurgikós), compuestas por los
elementos ceir (jeir),
que significa "mano", y -ourgoV (-ourgós),
-ourgia (-ourguía)
y su forma adjetiva -ourgikoV (urguikós),
formas sufijas de ergon (érgon),
que significa "trabajo", con lo que el compuesto resultante
hace referencia siempre al "trabajo hecho con las manos".
En cuanto a la forma hay que observar que la
transcripción "quir" se debe por una parte a la contracción
del diptongo ei (siguiendo la tendencia evolutiva del griego),
y por otra, a que la c
ha perdido la aspiración al pasar por lenguas incapaces de
reproducirla, entre ellas el latín; de ahí que en latín, en francés
y en italiano se escriba con ch. En cuanto al segundo elemento,
que transcrito letra por letra nos da "ourgía", hay
que observar en primer lugar que no es posible encontrarlo como
entrada en los diccionarios, porque es tan sólo una forma sufija; en
segundo lugar, que ya desde la época clásica el diptongo ou
se ha leído siempre "u", y que la g
(gamma) únicamente tiene en griego el sonido "ga gue gui
go gu", con lo que al transcribirlo al español hemos cometido
una infidelidad a la fonética original, que otras lenguas no cometen:
absurdamente, al no poner la "u" tras la "g" para
mantener en la transcripción el sonido original, nos hemos pasado al
sonido "j". Lo mismo nos ha ocurrido con la transcripción
de la k mediante
la "c". Si tiene la suerte de caer ante "a",
"o", "u", habremos conservado el sonido original
(en kaloV / kalós,
p. ej., se mantiene el sonido original en las transcripciones:
caligrafía); en cambio, en kejalh (kefalé),
al adquirir la "c" el sonido "z" por estar
ante "e", nos vamos a la pronunciación "cefal-"
que nada tiene que ver con el término griego.
En cuanto al significado, los griegos
llamaban ceirourgoV
(jeirurgós) al que trabajaba con las
manos: al artesano, al trabajador manual, y también al cirujano. Por
oposición al médico (iatroV /
iatrós), cuyo trabajo era eminentemente especulativo y
"doctoral". Por simplificar, el médico vendía su saber, y
el cirujano vendía su trabajo. De hecho era un subalterno del médico,
generalmente esclavo. Del valor real que tuvo la palabra cirujano en
España, nos da idea el hecho de que fuese sinónimo de barbero
hasta hace 150 años. Los reyes Católicos, en el año 1500
prohibieron a los barberos sajar, sangrar, echar sanguijuelas, poner
ventosas ni extraer muelas y dientes, sin previo examen por los
barberos mayores. Y como por otra parte los cirujanos mayores
(especialmente los llamados latinos) ejercían de barberos,
hubo de prohibírselo Carlos III en 1787. Pero en 1804 la ley volvió
a mezclar ambas profesiones, autorizando a los cirujanos a ejercer de
barberos. En 1815 intentaron los cirujanos tener en exclusiva el
derecho de abrir barberías, pero no lo consiguieron. La Real Orden de
1º de octubre de 1860 zanjó la cuestión, prohibiendo a los barberos
y a cuantos no tuviesen el título de cirujano, sangrar y realizar
otras operaciones de cirujía menor.
Mariano
Arnal
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