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LAS AVERÍAS DEL SISTEMA CIRCULATORIO

En la nueva cultura del famoseo, todo un género mediático que cada vez les gana más terreno a los informativos clásicos, es imposible no estar al corriente de la salud de los famosos. Así tuvimos durante muchos días en primera plana el infarto cerebral que sufrió Jaime de Marichalar, el marido de la infanta Elena. Después de 20 días en el hospital, pudo volver a casa, pero con secuelas muy graves, contra las que tendrá que luchar duramente. Sufre una hemiplejía que parece que irá venciendo poco a poco. Ha conseguido recuperar la facultad de hablar, se tiene ya en pie, aunque con ayuda, y empieza a mover el brazo izquierdo.

¿Qué le ocurrió? Una simple y fortuita avería del sistema circulatorio. Es que cualquier viviente es una colonia de vivientes maravillosamente organizada, en la que cada uno de los billones de individuos que lo componen, ha de recibir el aporte vital necesario, y se ha de desprender de los desechos. Eso significa que los canales de irrigación y los de drenaje han de distribuirse por todo el cuerpo alcanzando hasta la más recóndita célula. El kilometraje de venas y arterias es astronómico, y mantenerlo en buen funcionamiento sin un solo fallo es un auténtico milagro.

Cierto es que la circulación ha de funcionar en todos los órganos con la misma perfección. Pero no son iguales las repercusiones de las averías en los órganos que están al servicio de todo el cuerpo, que en aquellos que sólo han de cuidar de sí mismos. Una avería circulatoria en un músculo es importante, claro que sí, pero se subsana con relativa facilidad, y sobre todo sin dejar secuelas que afecten a todo el cuerpo. Pero si esa misma avería se produce en el cerebro, la repercusión para todo el cuerpo puede ser fatal.

Podemos prescindir durante un tiempo, e incluso definitivamente, de partes de nuestro cuerpo, sin que repercuta en el funcionamiento de todo el cuerpo, pero no podemos sufrir la menor avería ni la más leve disfunción en el cerebro, porque de ello se resiente todo el cuerpo. Eso le ocurrió a Jaime de Marichalar: una pequeñísima avería del sistema circulatorio, un infarto, una obstrucción pasajera, pero en el cerebro. Y mientras duró la avería, un sector del cerebro dejó de recibir con regularidad su aportación de sangre, y a consecuencia de ello, dejó de ejercer su función rectora hasta que la naturaleza auxiliada por la medicina subsanó el problema. Pero entretanto la falta de renovación de la sangre durante la crisis, dañó las células afectadas de manera irreversible. La falta momentánea de irrigación de una parte del cerebro, produjo una gran mortandad de células insustituibles. Y con la muerte de esas células murieron sus funciones rectoras.

La secuela que dejó esta avería fue la parálisis de medio cuerpo, de su lado izquierdo. Por fortuna las técnicas de recuperación obran milagros: aquí se cumple el principio evolucionista de que la función crea el órgano. A fuerza de dotar de movimiento desde fuera a los órganos paralizados, otra parte del cerebro asume las nuevas funciones que se le están enseñando.

EL ALMANAQUE intenta aproximarse al concepto de infarto y sus afines

INFARTO

Las obstrucciones del sistema circulatorio reciben varios nombres: uno de ellos, el de infarto. Los diccionarios coinciden en definirlo como la súbita privación de circulación sanguínea por obstrucción de vasos arteriales o venosos, de una porción de parénquima, y el conjunto de fenómenos morbosos consecutivos a esta obstrucción. En forma más inteligible, un infarto es la muerte de un tejido ocasionada por una disminución del aporte de sangre en aquella zona. La definición más formal prefiere hablar de parénquima para dar a entender que se trata de un tejido homogéneo (parénquima es el tejido propio y específico de un órgano, contenido y protegido por el tejido conjuntivo de sostén o estroma, que es común para todos los órganos de la economía).

Infarto viene del latín infarctus, que significa relleno. Es el participio pasado de infarcio, infarcire, infarsi, infarctus, rellenar. Es un compuesto de farcio, farcire, farsi, fartum (si observamos que de este fartum proviene "harto", entenderemos mejor qué es el infarto), y significa igualmente llenar, rellenar, embutir, cebar, engordar. Observemos asimismo que el prefijo in- le aporta al verbo farcire lo mismo que el prefijo re- a llenar: no amplía el significado, sino que tan sólo lo refuerza. Se entiende pues, a partir de la etimología, que un infarto es el fenómeno por el que se embute la sangre en un punto del sistema circulatorio, taponándolo.

El hecho de que bajo la denominación de infarto se hayan incluido junto con el fenómeno de la obturación también sus efectos, ha contribuido a oscurecer la inicial claridad del término, que se entiende por sí mismo,

Al incidir en el desencadenante del infarto, tenemos como principal causa del mismo la embolia (de en + ballw /en + ballo), que significa arrojar en medio, echar en. Se describe como la obstrucción aguda de un vaso, generalmente de una arteria, producida por la migración de un cuerpo llamado "émbolo" hasta un punto cuyo calibre no permite su paso. Émbolo es un cuerpo extraño, de naturaleza generalmente orgánica, que es transportado por la corriente sanguínea, sin disolverse, y que cuando se detiene en un vaso puede provocar un déficit circulatorio en la zona que irriga; esta obstrucción brusca se llama embolia, y el fenómeno que se origina a continuación, un infarto. La embolia capilar es la que se produce en los vasos capilares, una obstrucción causada por cuerpos grasos o vivos, especialmente bacterias, cuyo pequeño volumen les ha permitido llegar hasta ahí. Embolia cerebral es la que tiene lugar en el cerebro. Se habla de infarto embólico cuando el causante del infarto, es decir de que se estanque y se embuta la sangre en un punto del sistema circulatorio, taponándolo es un émbolo.

Es curiosa, aunque totalmente casual, la relación léxica entre "harto" e "in-farto", que nos lleva a relacionar estos términos también semánticamente, porque el que va siempre harto, el que no cuida su dieta, el que acumula grasas, propende al infarto. Digamos que quien embute el estómago se arriesga a embutir las venas, a infartarlas.

ENLACES

Infarto Agudo de Miocardio. Artículo de divulgación científica

Infarto de miocardio
.
Información básica

Infarto
. Sobrevivir después de un infarto

ABC DE LA SUPERVIVENCIA AL INFARTO


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