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EL ALMANAQUE DE LA MEDICINA Y LA SALUD

Algo más que agua

¿Sabes qué es el "Agua del Carmen"? ¿La has probado alguna vez? Si tu respuesta a esta pregunta es afirmativa de seguro que te acordarás de su característico sabor. Un sabor, un olor y unas propiedades que tienen su historia, pues se remonta al siglo XVII cuando unos monjes carmelitas decidieron encontrar un remedio natural, a base de extractos vegetales y aromáticos, para usarlo como tónico y estimulante.

El "Agua del Carmen" se constituyó, hasta llegar a nuestros días, en un auténtico remedio para tratar ciertos desarreglos y dolencias tan variados como el mareo o el desánimo. ¿Dónde reside el secreto de este "agua"? Evidentemente, en sus componentes naturales, tales como la canela, el clavo, el limón y de manera especial en la melisa.

Curiosamente, la melisa fue un recurso terapéutico muy utilizado, incluso antes de los monjes carmelitas, quienes sin duda consiguieron su "milagrosa" formula gracias al conocimiento que durante toda la Edad Media se tuvo de esta interesante hierba de la familia de las Labiadas.

En algún que otro artículo, dentro de esta misma sección, hemos hablado de los elixires, brebajes, pócimas y demás bebedizos que el hombre ha experimentado en la búsqueda de la eterna juventud y la inmortalidad. Pues bien, la melisa fue uno de los ingredientes indispensables en todas las pociones que, durante la Edad Media, crearon toda una suerte de brujos, curanderos y embaucadores con tal fin.

Y aunque, por supuesto, no llegaron a descubrir el elixir de la eterna juventud, no era por casualidad el que utilizasen la aromática melisa, pues es una planta que devuelve en cierta medida el vigor, refuerza la memoria y combate la tristeza. No en vano, el mismísimo Paracelso, la consideraba como el elixir de la larga vida.

Lo cierto es que hoy sabemos que la melisa contiene aceites esenciales, taninos o ácidos con propiedades muy interesantes. Gracias a estos elementos, la melisa puede regular las funciones estomacales, estimular el apetito, favorecer la eliminación de gases, ayudar en la secreción de bilis o relajar el sistema nervioso.

Esto coincide a la perfección, con lo que siempre se ha valorado de la melisa, pues, desde antiguo, se ha considerado como una planta capaz de aliviar los bajos estados de ánimo, ayudar en las digestiones, en los mareos y especialmente indicada para calmar los nervios y la angustia.